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El legado de Mourinho en el Madrid

Di María, Özil, Khedira, Coentrao, Sahin, Carvalho, Adebayor y, sobre todo, Luka Modric. Todos tienen en común que fueron peticiones expresas de Mourinho, ese técnico que dejó más polvareda que títulos tras de sí (una Liga y una Copa en tres temporadas con Cristiano ya en la plantilla) pero que, a la vez, trajo al menudo croata que ha sido el motor del Madrid que ha ganado cinco Champions de manera tan brillante en los últimos tiempos.

De todas esas peticiones de Mourinho, Modric fue la más cara. El Madrid terminó pagando 35 millones de euros. Y mira que costó. Daniel Levy, presidente del Tottenham, hizo sudar sangre a los dirigentes del Madrid, que no lograron doblegar a los Spurs hasta el último suspiro del mercado. Y si el negocio se hizo fue, precisamente, por la voluntad inquebrantable de Modric para que así fuera. Tuve la suerte de hacer el seguimiento en AS de su fichaje aquellos días tan difíciles. Primero en Londres y luego en Split, donde jugó, bajo mucha presión, un amistoso con Croacia ante Suiza en el que reaparecía tras haberse declarado en rebeldía.

Ni siquiera Bale, que también sufrió a Daniel Levy, llegó a ese extremo. Modric sí. Tuvo los arrestos de dejar plantado al Tottenham en el aeropuerto de Heathrow cuando el equipo, entonces entrenado por Villas-Boas, se iba a hacer su gira por EE UU. Y fue definitivo para que Florentino pudiera comprarlo. Quién sabe si el Madrid habría ganado tanto sin él. Lo que sí es seguro es que tenerlo aquí ha sido todo un honor y que todos los que están llegando estos últimos años tienen en él al mejor espejo en el que mirarse. Sin duda, el mejor legado de Mourinho.