El grito de Abde y el futuro del Atlético
La magia
La nostalgia es algo intrínseco al fútbol. La tienen los aficionados que vieron a sus equipos ganar y ahora solo padecen, los que echan de menos al jugador perdido y, cómo no, los que andan confundidos con la nueva idiosincrasia fabricada a partir del VAR y el Big Data. Estos últimos añoran al jugador callejero, cada vez menos frecuente ante el corsé táctico de los entrenadores y la hegemonía del mandato uniforme de las academias. Esos futbolistas informales e impredecibles, que se salen del guion. Pero todavía los hay, poquitos, pero los hay. La victoria de Osasuna ante el Rayo Vallecano tuvo el sello del singular descaro de Abde. A sus 20 años, el jugador cedido por el Barcelona, todo vértigo y regate, se sacó una acción fabulosa que nadie podía imaginar. La personalidad para encarar o la pisadita de balón identifican su forma de entender el fútbol y la vida. Es un disfrutón con un punto de inconsciencia fascinante y, en contextos como los actuales, se necesitan tipos así. La pasada temporada ya fue el jugador que más regates intentó por minutos en LaLiga (1 cada 9 minutos) y completó 34 buenos de 67. Cada vez que recibe, va a por el rival sin pensárselo. Si le va bien a Abde, nos irá bien a todos.
El lugar adecuado
Otro talento de notable proyección de cara al futuro exhibe su impronta en este inicio de temporada. Seguro que Rodrigo Riquelme (22 años), en el radar de Simeone y el Atlético, eligió el Girona entre las múltiples ofertas que tenía este verano sabedor de la propuesta futbolística de Míchel. Y el mediapunta está respondiendo con calidad entre líneas, creatividad en el pase y olfato en la llegada. Le sienta bien el 1-3-4-2-1 de Míchel, con libertad para moverse a los lados y las espaldas de los centrocampistas, como hizo en el empate contra el Mallorca, aunque acabó con cierta pesadumbre por una clara ocasión errada. Eso es lo único que hasta ahora se le puede criticar. El Girona promedia más de cuatro pases por posesión y ha construido ya 49 jugadas de diez o más entregas con un Riquelme que canaliza todo el juego en zona de tres cuartos del campo. Es capital en los ataques posicionales y en las transiciones. Se deja ver y espolea los ataques rojiblancos.
La reacción
Se precisa de jugadores diferentes, pero también de entrenadores capaces de tomar decisiones que cambien el rumbo de los partidos. El Athletic-Espanyol se resolvió en favor perico gracias a la intervención de Diego Martínez. A su equipo le tocó resistir en la primera parte, con dificultades evidentes para taponar las bandas y desactivar la participación de Sancet y Muniain a los costados de Vinicius Souza. De ahí que se decidiera a sacar un doble pivote en el descanso para ajustar los espacios libres y después resolviera poner una línea de tres, con el joven Simo entre la terna de centrales, para responder con firmeza en las situaciones de centro lateral ante la inminente entrada de Raúl García al terreno de juego. En la primera jornada ante el Celta, ya lejana después de tanto ajetreo en el mercado, Calero, que actuó como pivote, ya se incrustaba entre los centrales en los envíos desde la banda de los adversarios. A Diego le gusta trabajar con distintas variantes, como confirmó su exitoso paso por el Granada. Su riqueza táctica y su buena lectura durante los encuentros dará réditos al Espanyol.