El camino de vuelta del boxeo
La Federación Española de Boxeo salió este sábado a la calle en Madrid para festejar su centenario con una clase escolar, varios combates femeninos y una emotiva gala de cierre. Fue un reencuentro con su historia, una cita englobada dentro de una serie de acciones conmemorativas, que culminarán en noviembre con los Mundiales de Categoría Joven en La Nucía. Han sido cien años de un deporte que en otra época ocupó uno de los puestos más altos en el escalafón de preferencias del aficionado español. Los boxeadores llegaron a ser auténticos ídolos de masas, en una etapa en la que los éxitos deportivos no estaban tan diversificados como ahora. Hablamos, sobre todo, de las décadas de los 60 y los 70. Los tiempos han cambiado.
Un buen ejemplo lo personaliza Kiko Martínez, que paralelamente a los fastos federativos de la plaza de Colón peleaba en Londres por el Europeo, en el mismo cartel en el que Mary Romero defendía su cinturón supergallo. Dos españoles fuera de su país para luchar por títulos de prestigio. En España no hay veladas de esa categoría. Kiko ha sido campeón mundial del supergallo y del pluma, el único junto a Javier Castillejo que ha reinado en dos divisiones diferentes. En aquellos tiempos en blanco y negro hubiera sido una figura venerada, como lo fue Pepe Legrá cuando dominó el Mundo en su mismo peso. Pero a Kiko le ha tocado vivir otra cosa, el duro camino de tener que salir 22 veces a pelear al extranjero para ganarse el pan. “Al final es donde me valoran y donde me pagan”, se resigna el de Torrellano. Los púgiles de hoy ya no tienen la consideración social de antaño, pero frente a esa rotunda realidad sí hay una buena noticia: el boxeo crece en los gimnasios como entrenamiento personal, como actividad física y saludable... Su práctica cala en los gustos actuales. Ese puede ser el camino de vuelta para una disciplina centenaria.