El histórico KO de Kiko

En medio de rugidos de motores, de goles internacionales y de raquetazos maestros, el pasado fin de semana se nos coló un KO impresionante, espectacular, sorprendente… Kiko Martínez tumbó contra pronóstico a Kid Galahad, el campeón mundial FIB del peso pluma, cuando nadie esperaba su regreso a la cima. Habían pasado más de siete años desde que Kiko cedió su cinturón del supergallo ante Carl Frampton en Belfast. Desde entonces había tenido otras tres oportunidades de volver a reinar en el globo, pero sucumbió en todas: ante Scott Quigg, en 2015; ante Leo Santa Cruz, en 2016, y ante Gary Russell Jr, en 2019. Su visita a Galahad parecía destinada al mismo resultado, se presentaba como la típica defensa ante un viejo campeón venido a menos… Todos los análisis se equivocaron. Como dijo el prestigioso promotor Eddie Hearn: “Un puñetazo cambió la historia del boxeo español y británico”. A los 35 años, Kiko vuelve a ser campeón del mundo. Y se convierte, además, en el segundo púgil nacional, después de Javier Castillejo, que lo consigue en dos divisiones diferentes.

El triunfo de Kiko es el premio a la profesionalidad de un deportista que vive “como un monje”, que es “boxeador los 365 días del año”, que se cuida incluso más que en sus inicios. También es el premio a la persistencia. Quería demostrar que no estaba acabado. Y lo ha hecho. Liberado de esa carga, el alicantino de Torrellano ha puesto fecha a su final. Un par de defensas, un año más en activo, y se acabó. Si hubiera nacido en la primera mitad del siglo pasado, Kiko sería un ídolo de masas. Le ha tocado vivir otra época, pero lo hecho con orgullo y dignidad. Lejos de los grandes titulares que sí laurearon a los campeones de otras generaciones, Kiko puede presumir, sin complejos, de que ha llegado a lo más alto en su trabajo y de que ha entrado, para siempre, en la historia del deporte español.