De la liga andorrana al campeón esloveno
Un resultado en la primera ronda previa de la Conference League situó al preparador en el foco mediático del país.
Hace algunas semanas ocurrió algo realmente insólito. Fede Bessone, exjugador nacido en Argentina pero formado en España desde los ocho años de edad, firmó como entrenador del Olimpia de Liubliana tras haber dirigido en su carrera como técnico sólo a tres clubes de la liga de Andorra. ¿Cómo el campeón de Eslovenia se fijó en un estratega procedente de un torneo tan menor? Es evidente que en el conjunto exyugoslavo lo español dejó buen recuerdo: los dos últimos entrenadores que les hicieron ganar la liga fueron Albert Riera y Víctor Sánchez del Amo. De la marcha este último verano de Víctor, que ahora dirige al Rijeka en Croacia, no se han recuperado aún: Bessone es ya el tercer técnico que fichan esta temporada tras haber destituido en unos pocos meses a los dos primeros, el portugués Jorge Simão y el neerlandés Erwin van de Looi.
Un resultado en la primera ronda previa de la Conference de este curso situó al preparador en el foco mediático en los países de la región: la sorprendente eliminación del Borac Banja Luka bosnio a manos del FC Santa Coloma andorrano. Bessone dirigía a este club del diminuto país pirenaico y esos dos encuentros, especialmente el 1-4 cosechado en la ida como visitante, le dieron un gran prestigio. El Borac había eliminado al Olimpia la temporada pasada en dieciseisavos de final de la Conference, por lo que en Liubliana supieron apreciar mejor que nadie el valor de esa machada.
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La tarea para Bessone va a ser complicada. El equipo, tras perder a su gran figura Raul Florucz, que está jugando la Champions con el Union Saint-Gilloise, sabe ya que no va a retener el título de liga: el Celje de Riera le saca catorce puntos tras trece jornadas. Pero esta historia nos interesa porque muestra cómo el buen hacer de un técnico, incluso en un lugar muy alejado del foco, puede proyectarle, y hasta qué punto las previas europeas entre conjuntos modestos que se disputan en julio, que pasan tan desapercibidas en los países futbolísticamente más potentes, escriben también la historia de este juego que nos apasiona.
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