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Hoy llega uno de estos partidos que más apetecen ver, que más ilusión crean porque, como lo escribió el dramaturgo Pierre Corneille en su famosa obra de teatro ‘El Cid’: “Vencer sin peligro es triunfar sin gloria”. El peligro de quedar fuera de la Champions es enorme sin olvidar que, por tener que asumir grandes riesgos, una nueva derrota frente al Arsenal es una opción real. Simplemente, como buen cartesiano que soy, me pregunto: ¿Qué es mal difícil: meterles tres goles a los ingleses para forzar la prorroga en noventa minutos o meterle dos goles al Bayern en tres minutos para clasificarse para la final tal y como ocurrió hace poco más de un año? Creo que es más duro lo segundo, sobre todo por el estatus del rival. Así que no puedo no pensar en esa imagen de Davide Ancelotti insistiendo a su padre: “Joselu dai, dai”.

Davide no es un hijo de sino un segundo entrenador de alto nivel cuya influencia es cada vez más importante. Carlo no lo escucha por su relación familiar sino porque sabe lo mucho y lo bueno que aporta tácticamente. Confía en su modernidad y su juventud, en su visión personal del fútbol. De hecho, volvimos a comprobarlo este domingo en Vitoria donde Davide sustituyó al sancionado Carletto, en el campo y en la rueda de prensa. Mostró mucha personalidad en una situación complicada. Una ayuda que puede ser muy útil esta noche.

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