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Cuando la caldera sube de temperatura...

Fútbol bravo, tenso y espeso en Pamplona, con un frío muy británico. No fue un partido bello, pero sí con esa verdad copera que no permite pausas. Lo resolvió un chispazo, un pase de Moi Gómez que recogió Abde, un pequeño demonio cuyo gol dio a los suyos una ventaja que promete para San Mamés una vuelta muy equilibrada. No sé si allí habrá más fútbol que ayer, pero sí mucha emoción. Para el Athletic la Copa es un compromiso con lo mejor de su historia, para Osasuna es una oportunidad de llegar por segunda vez a un paso de su primer título de Campeón de España y que, puestos en lo peor, al menos le daría el escaparate de la Supercopa.

Esta noche también se espera frío en el Bernabéu, pero el grado de pasión lo compensará. La Copa parece un tercer plato para el Madrid y para el Barça. Más para el Madrid en general, siempre más adicto a Europa y a LaLiga que a esta competición en la que ha solido atascarse, que para el Barça, que la ha ganado más veces que el mismísimo Athletic. Y este año, dos veces apeado de Europa, no le sobra nada. Pero basta que sea el Barça el que esté enfrente para que el madridista olvide si esto es tal o cual competición. Es un Clásico y hay que ganarlo, con más motivo visto que el Barça ganó el último, en Riad, y que en LaLiga va delante.

Ancelotti cuenta con todos los titulares menos Alaba y Mendy, que no son las bajas que más puedan preocupar tal y como están ellos y sus reemplazantes. Más graves son para el Barça las bajas de Dembélé, Lewandowski y, sobre todo, Pedri, que es el que maneja la brújula y el sextante. Hasta cinco veces dijo ayer Xavi que el Madrid es favorito y nadie puede decir que no sea así, visto el momento de uno y otro. Por su parte, Ancelotti apuntó eso de que con la proximidad de títulos la caldera sube de temperatura y este partido está más cerca de un título que ningún otro de los que ambos equipos tienen a la vista. Todo junto promete fútbol del bueno.