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Sin Schick pero con Hlozek

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Otra ausencia mundialista para digerir. La República Checa, que tan buenos papeles ha hecho en las Eurocopas desde su separación de Eslovaquia –fue subcampeona en 1996, semifinalista en 2004 y alcanzó los cuartos de final el pasado verano– sólo ha participado en un Mundial desde que compite en solitario: el de 2006. En sus otros seis intentos, ha quedado eliminada en la fase de clasificación. Entre ellos, el último. El equipo de Jaroslav Silhavy acabó tercero de su grupo por detrás de Bélgica y Gales y terminó disputando la repesca gracias a una plaza lograda en la anterior Nations League. En ese playoff cayó en semifinales en la prórroga ante Suecia. El hecho de que no vaya a viajar a Qatar puede convertir al conjunto checo en algo más peligroso: para ellos, estos cuatro partidos no son de preparación, sino que suponen un objetivo en sí mismo. Es la cita más importante que van a tener que afrontar en muchos meses.

Silhavy renovó pese a la decepción. El mes pasado, la federación ofreció un nuevo contrato al seleccionador, que se encuentra en el cargo desde septiembre de 2018. Seguirá dirigiendo al equipo hasta el final de la fase de clasificación para la Eurocopa 2024 y la disputará si consigue el billete para ella. La buena prestación en la última Euro, en la que los checos eliminaron a Países Bajos antes de caer frente a Dinamarca en cuartos, y el ascenso a la Liga A de la Nations han pesado más que la decepción mundialista. Silhavy está muy bien considerado en su país por los títulos de liga que ganó con el Slovan Liberec y con el Slavia de Praga, además de haber alcanzado una final de copa con el Jablonec. Fue también el asistente de Karel Brückner en la selección entre 2001 y 2008, viviendo la época en la que un equipo en el que coincidieron Nedved, Rosicky, Poborsky y Koller alcanzó las semifinales en Portugal.

Adam Hlozek, durante un entrenamiento con Chequia.
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Adam Hlozek, durante un entrenamiento con Chequia.MICHAL CIZEKAFP

Muchas bajas. El listado de futbolistas habituales que se pierden estos cuatro partidos por lesión es largo: Holes, Kalas, Kudela, Celustka, Boril, Barak, Masopust, Sevcik y Schick. Además, hay que sumar a Kaderabek y Darida, que se retiraron del equipo nacional tras la última Eurocopa. Sin duda, la ausencia de Patrick Schick es la más destacada de todas. El delantero, que fue el máximo goleador de la Euro con cinco tantos, ha seguido su racha esta temporada en la Bundesliga, finalizando el campeonato con 24 dianas en 27 partidos. Sin él, la posición de nueve la está ocupando Jan Kuchta, del Lokomotiv de Moscú, aunque el hombre más habilidoso es el joven Adam Hlozek, que a partir de la próxima temporada será compañero de Schick en el Leverkusen.

Un triunfo afortunado. La República Checa llega al partido contra España liderando el grupo después de haber derrotado a Suiza por 2-1 en Praga. Silhavy formó con un esquema de tres centrales, dos carrileros largos, dos medios centros y tres atacantes. El altísimo centrocampista del West Ham, Tomas Soucek, es el principal referente del equipo. Pese a partir desde el doble pivote, llega muy a menudo a posiciones de remate. Fueron titulares hombres menos habituales como el prometedor Ladislav Krejci, que actuó como central zurdo pese a estar acostumbrado en su club a ocupar una demarcación más adelantada. Suiza tuvo más el balón y gozó de más oportunidades, pero los checos se llevaron el partido en dos acciones poco convencionales. El primer gol llegó en un saque de banda que botó en el área, y el segundo tras un desvío de un defensor que provocó un efecto extraño.