Interesado quite del perdón de Mbappé

Curiosa la actitud de Mbappé, que después de dar achares durante un año a Florentino se pone tan cariñoso en su ahí te quedas que se diría que quiere mantener la puerta abierta. Tiene cierta simetría con el WhatsApp de adiós del presidente madridista y eso de “no te han dejado cumplir tu sueño”, que suena a intento de salvar la figura al modo de Felipe II con aquello de “envié mis barcos a luchar con otros barcos, no contra los elementos”. Florentino deja caer que no le ha fallado Mbappé, objeto de desvelos del madridismo, sino ‘los elementos’. Ahí podemos poner Qatar, Macron, la madre… La conjura pérfida que doblegó la ilusión del chico.

Y Mbappé, ¿qué pretende? Sin duda, mantenerse la puerta abierta. Tiene 23 años, ha firmado tres, tendrá 26 cuando termine. Aspira a que la irritación que hoy sacude a los madridistas (incrementada por el gozo indisimulado del antimadridismo, que derrama estos días una tormenta de memes) haya desaparecido al cabo de ese tiempo. Entre tanto podrá comprobar si su permanencia en el PSG, con vara alta en el proyecto, va a servir para hacer por fin de este club parisino berrendo en qatarí un grande de Europa, un equipo con cuajo y juego, en lugar del agregado de estrellas consentidas que es ahora, o si pasados los tres años sigue siendo un quiero y no puedo.

A saber qué pensaremos todos dentro de tres años. De momento, el chasco ha sido mayúsculo, porque el Madrid ha cebado un optimismo tras el cual resulta que no había, como se había deslizado, ese viejo acuerdo tipo Figo (si no te ficho te pago tanto, si tú no quieres venir me pagas lo mismo…), garantía de cumplimiento. Florentino, inventor de la fórmula, no la ha podido aplicar ahora y el Madrid, con todo el tonelaje mediático que desplaza, ha quedado desairado por un muchacho de 23 años que ha jugado una partida de póker magistral. Una pena. Es el único que por calidad, edad y perspectivas podía ser mascarón de proa en la nueva época que se promete.