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Mbappé, el cartero del Bernabéu nunca llama tres veces...

Mbappé insiste en dar el quite del perdón. Habla como si fuera un niño enamorado del Real Madrid, pero al que sus papás no le han dejado venirse con nosotros. Parece increíble que un chico de 23 años y con la cabeza tan bien amueblada sea tan ingenuo de pensar que los merengones nos vamos a creer este discurso lacrimógeno presuntamente neomadridista. Si de verdad querías jugar en el Real Madrid no firmas con el PSG, le dices que no a las megaofertas tentadoras cruzadas entre Qatar y la República francesa, hablas con mamá y le dejas muy claro que tienes 23 años y que tu futuro lo decides tú y, por supuesto, cumples tu anhelo desde crío con personalidad y con firmeza.

Pero lo fácil es agarrarse a tus millonarios cebos parisinos y qataríes, que justo hace un año te importaban menos que nada. Entonces le pediste al PSG que te dejara irte al Madrid porque en realidad era lo que tú querías. Pero entre las promesas megalómanas llegadas desde Qatar, entre las promesas personales de Sarkozy y Macron que te han fascinado por la sensación de tener el poder como si fueras un gran político y entre la sensación de sentirte el director deportivo del PSG pese a ser un simple futbolista (por bueno que seas), todo eso te ha llevado a un huerto en el que sólo hay una conclusión: ser el jugador más millonario del mundo pero a su vez el más limitado deportivamente. El Balón de Oro y la Champions están más lejos que nunca de ti, Kylian. Lo siento por ti. Te esperan tres años más en tu jaula de oro. Y del Madrid, olvídate. El cartero del Bernabéu nunca llama tres veces...