Objetivo vital: quitarse ya la guasa
La peor que mediocre serie de 15 puntos en los últimos 11 partidos ha convertido el final de Liga del Sevilla en una película de Alfred Hitchcock, si el inigualable realizador londinense hubiera nacido a la orilla del Guadalquivir, no a la del Támesis. El suspense se convirtió en nerviosismo y seguro que fue ese exceso de excitación, en la grada y en el campo, lo que provocó que no se consiguiera ante el Mallorca la victoria para haber amarrado ya la Champions. Ahora falta un punto ante Atlético o Athletic, o que el Betis no gane alguno de los partidos que le quedan, esta tarde ante un Granada necesitado o en la última jornada del Bernabéu. Un pequeño paso para cualquier otro Sevilla. Pero un salto de récord, así lo ven los más histéricos, para el demacrado equipo blanquirrojo de los últimos meses.
El futuro se vería mucho menos negro si el perseguidor inmediato, que tan inmediato no es, no se llamara Betis. Los vasos comunicantes entre Nervión y Heliópolis aumentan la preocupación y devendrían en una auténtica psicosis de muchos sevillistas para la próxima semana si no hay un empate al menos hoy en el Wanda y el eterno rival es capaz de ganar el duelo simultáneo que juega en su casa. Más allá de la Champions o de lo que pueda ocurrir en siete días, Lopetegui aspira hoy a quitar a su gente esa mezcla de sufrimiento e incomodidad de los que sufren en Sevilla la guasa del vecino.