Pensando ya en el Barça 2022-23
Con la clasificación para la Champions resuelta y muy a mano la dignidad del segundo puesto (acceso a la Supercopa) dado que el Atlético y el Sevilla han de jugar entre sí, los partidos del Barça se miran, y hasta se comentan, con un ojo en la 22-23. Qué valdrá y no valdrá para después del verano. Qué vendrá, si es que puede venir algo consistente, dada la situación económica del club. Ayer mismo se supo por el informe de LaLiga que el 56% de las pérdidas del fútbol español por la pandemia lo concentró el Barça. LaLiga fue cariñosa en su informe al no citarlo, sino aludiendo a él como “un único club de especial relevancia”. Pero verde y con asa…
Lo de Haaland era una ensoñación, claro, y se ha ido al City, opulento club-estado. El Barça podrá reforzarse en esa especie de comercio outlet que son los jugadores que quedan libres: Christensen, Kessié, Azpilicueta si hay suerte… Aun así hará falta prescindir de algún jugador caro para sus sueldos, con la pega de la norma uno por cuatro para clubes excedidos, que limita el gasto a un euro por cada cuatro ahorrados. De Jong es el favorito en todas las listas para salir, pero ya veremos si acepta. ¿Y Dembélé, que tiene un sueldazo? A Xavi le gusta, no mete goles pero desborda mucho y si acierta en la finalización como ayer…
Así que es difícil imaginar una revolución. Se mantendrá el peso en la plantilla del eje de capitanes, Piqué-Busquets-Jordi Alba-Sergi Roberto, cuyo efecto en el grupo es equívoco. De los de enero, Ferran Torres ha pinchado, Eric Garcia no pinta la raya, Alves está consumido, Adama no pita. Aubameyang ha funcionado como mero oportunista… La esperanza está en que Ansu pueda volver de verdad a ser lo que fue, que Pedri recupere sus fibras y que ellos dos más Gavi y Araújo sean la levadura de un Barça de futuro. Pero llevará tiempo. En esa plantilla hay demasiados jugadores que son casi buenos para el Barça, pero les falta el casi.