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Alcaraz es el número uno

El viernes ganó a Rafa Nadal, el mejor tenista de la historia sobre tierra batida. Y el sábado ha batido a Novak Djokovic, el número uno del mundo, quizá también de siempre. Carlos Alcaraz, Carlitos, no divisa la frontera de sus límites a los 19 años y dos días. Empezó la semifinal con un break a Djokovic, así de irreverente es el muchacho. Y aunque luego cedió ese set en el desempate, fue capaz de remontar el partido, de tutear a un campeonísimo curtido en mil batallas, con clase y descaro. O, como dijo el propio Alcaraz micrófono en mano, parafraseando a su abuelo: “Con cabeza, corazón y cojones”. Que Alcaraz proyectaba a estrella del deporte era algo que se veía venir desde lejos, y no a estrella fugaz, sino a una con mucho brillo. Pero tal vez haya que decir ya, sin temor a resbalar por la edad, que la estrella es de presente. Un jugador capaz de ganar en días consecutivos a Nadal y Djokovic merece ese calificativo. De hecho, nadie lo había conseguido nunca sobre tierra batida.

Ahora toca rematar en la final, vale, pero incluso sin el trofeo su gesta de este sábado permanecerá en la memoria del tenis. Es posible, muy posible, que este maratoniano partido de tres horas y 35 minutos, remachado con un resultado ajustadísimo, 7-6, 5-7 y 6-7, se recuerde en el futuro como un duelo épico entre dos históricos números uno de generaciones diferentes. Quizá, también, como el partido del relevo, como la inflexión entre dos épocas, como la eclosión del heredero. Justo el día anterior, Nadal dijo que si en la Caja Mágica se está presenciando estos días un cambio de testigo, sólo podrá saberse en los próximos meses. Tiene razón. Tanto Rafa como Nole, dos campeones insaciables, habrán tomado buena nota de lo que se les viene encima. Un huracán llamado Alcaraz, que en sólo un año ha pasado en el ranking del 120º al sexto del mundo, pero que, sobre todo, ya juega con el desparpajo de un número uno… No importa quién tenga enfrente.