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Un respeto a Nadal

Patrick Mouratoglou es un entrenador de tenis, actualmente de Simona Halep y en el pasado de Serena Williams, que de vez en cuando se mete en charcos gratuitos por su otra condición de comentarista deportivo. Recientemente dijo, por ejemplo, que Novak Djokovic es “el mejor del mundo, incluso en tierra batida”, sin que el 19-8 que presenta Rafa Nadal a su favor en el cara a cara en esta superficie, o los 13 títulos de Roland Garros contra los dos del serbio, hayan inquietado su análisis. Su última ocurrencia ha sido manifestar que “Nadal necesita jugar muchos partidos”, por lo que “no llegará en la mejor forma a París”. Carlos Moyá ya no se ha mordido la lengua y, a la par que le ha pedido “respeto y memoria”, le ha recordado que Rafa lleva 17 años seguidos en el top-10, que ganó Roland Garros en 2020 con sólo tres partidos en siete meses, y que este mismo curso ha conquistado el Open de Australia con apenas tres duelos en medio año. El argumento de Charly es rotundo. Nadal es un tenista habituado al eterno retorno, a pasar largos periodos lesionado y a volver y volver

Nadal firmó este miércoles en Madrid uno de esos múltiples regresos, 45 días después de perder la final de Indian Wells ante Taylor Fritz con una costilla fisurada. Esta vez, al contrario que otras, Rafa llegaba “justillo”, sin una gran preparación previa en casa, pero aun así se marcó un brillante primer set (6-1) y remató en el tie-break del segundo ante Miomir Kecmanovic, un tenista de 22 años, 32º del mundo, que viene de apretar a Carlos Alcaraz en Miami y al propio Djokovic en Belgrado. Un buen jugador. El balear ha vuelto a demostrar su capacidad de superar las adversidades, que, para su desgracia, han sido muchas en su trayectoriaTodas sus lesiones, puestas en fila, suman más de tres años y medio de inactividad. Siempre ha vuelto. Siempre… Y llega a tiempo para Roland Garros. Digan lo que digan.