El Madrid-City y el meme de Beckenbauer
Lo de La Cerámica acabó mal, o sea, como tenía que acabar según cualquier pensamiento lógico, pero fue grandioso pensar durante una hora que podría no ser así. Ese primer tiempo luminoso, de juego rápido, sabio y apasionado a un tiempo, esos dos goles, ese descanso pellizcándonos… Eso no nos lo quita nadie, eso queda para la historia del club. Era semifinal de Champions, era el Villarreal sacándole los colores al Liverpool. Fue muy bonito mientras duró. Luego pasó lo que tenía que pasar: el Liverpool se rehízo, exhibió su fuerza ante el progresivo agotamiento del Villarreal, tras el que vino el desorden y ganó el partido. Pero ese primer tiempo queda.
Un partidazo que una vez terminado nos pareció ya un entremés del que viviremos esta noche en el Bernabéu. Club-leyenda contra club-estado, la magia del Bernabéu contra la ciencia de Guardiola, el poso de esos jugadores a los que fortalece la camiseta blanca dirigidos por un entrenador de más consejos que instrucciones contra la energía cargada de calidad de ese carísimo conjunto de jugadores agrupados en torno a una idea sofisticada del juego. El City es mejor para la cátedra, pero ya lo fueron antes el PSG y el Chelsea. Hoy tendrá que probarlo en el mismo escenario en el que los dos fueron barridos por el viento blanco de la historia.
Se ha comentado mucho, desde decenios atrás, pero ahora está más patente que nunca: el Madrid tiene ‘algo’, un viejo fantasma familiar que mora en ese Bernabéu inmutable en lo esencial por muchas reformas que le echen encima. Un fantasma que se hace presente sobre todo en las noches europeas. Hace algún tiempo circula un meme con una pretendida frase de Beckenbauer: “Para ganar la Champions se necesita un gran equipo, un gran entrenador y ganar al Real Madrid”. No sé si la frase es cierta, pero merecería serlo. El City tiene un gran equipo y un gran entrenador. Hoy veremos si suma a esas dos condiciones la principal de todas.