Modric es el ADN del Madrid
Recuerdo que de crío me hice hincha incondicional de este equipo legendario gracias a Pirri. Esa personalidad que tenía en el campo, ese liderazgo y ese pundonor innegociable que le hacía ir a por todos los balones como si le fuese la vida en ello, me comprometieron con esa camiseta blanca que desde entonces identifiqué con la excelencia y la pureza del fútbol. Luego fueron llegando los Camacho, Juanito, Santillana o Stielike para ir reforzando ese sentido de compromiso con un escudo que no tiene escondites. Por eso es tan envidiado por todos aquellos que no forman parte de la religión blanca...
Pues en el siglo XXI, en concreto en la última década, esa bandera del verdadero ADN madridista la empuña Luka Modric. No hace falta ser de la cantera para comportarse como si fueses una butaca más del Bernabéu. El croata lleva diez años impartiendo magisterio con el balón en las botas y compromiso identitario a la hora de defender esa camiseta que ama como a su propia familia. Modric es un líder silencioso que solo habla en el terreno de juego, hasta conseguir que las visitas del Madrid por esos campos que reciben con recelo a los blancos muten en aplausos de admiración hacia el pequeño genio de Zadar. En esta Liga 35 ha tenido mucho que ver la sabiduría y la efectividad a la hora de recuperar balones de un Modric que se ha negado a entrar en rotaciones masivas con la excusa de su edad. Luka es Peter Pan. Siempre blanco.