El Liverpool y la 'activación tras pérdida'

Se llama ‘activación tras pérdida’ en este neolenguaje futbolístico que nos viene de la escuela de entrenadores. Ya saben: lo del ‘bloque bajo’ y demás. ‘Activación tras pérdida’ (ante decíamos ahogar la salida del rival) consiste en rebatirse con ciencia y energía para recuperar el balón cuanto antes cuando la jugada de ataque no llega a su término. Ya lo hacía muy bien el Barça de Guardiola, aunque aquel mérito quedaba oscurecido por la excelencia de su juego con el balón con esos rondos Busquets-Xavi-Messi-Iniesta. Ahora el maestro es el Liverpool de Klopp, que asfixió al Villarreal de campana a campana, constriñéndole a su propio campo.

El Villarreal intentaba salir con dignidad por los lados y con balón jugado, pero era imposible. Por ciencia y fuerza, el Liverpool recuperaba y recuperaba. Luego, eso sí, le costaba llegar. El Villarreal defiende bien, no sólo por acumulación, que también, sino por organización. Al descanso llegó sin daño: un tiro de lejos de Thiago a la escuadra (falto de llegada el Liverpool intentó los disparos desde fuera) y un par de pases estupendos de Salah a Mané al modo del de Mahrez a De Bruyne en el gol de éste al Madrid, esa especie de corte de UCLA que empieza a verse cada vez más en los campos de fútbol. Jugada sencilla, bonita y muy peligrosa.

Pero tras el descanso llegó la tormenta. Primero, gol anulado por fuera de juego; pronto, gol de Henderson en un centro que, lástima, se envenenó por rozar en Estupiñán; enseguida, Salah le filtra a Mané un balón entre las piernas de Pau y el delantero la coloca de punterita ante Rulli; y aún otro gol anulado también por fuera de juego. Parecía la debacle, pero el Villarreal aguantó, incluso terminó lanzando una falta contra el área del Liverpool. El resultado no es desastroso, el Villarreal puede considerarse vivo, pero apagué la televisión pensando que los seis u ocho mejores jugadores sobre el campo eran del Liverpool. Y los más fuertes. Y así…