Sin Márquez, sin Rossi y casi sin motos
Las fechas previas al GP de Argentina avanzaron cargadas de una extraña sensación de falta de liderazgo en MotoGP. Con la baja de Marc Márquez, unida a la retirada de Valentino Rossi, el Mundial iba a celebrar una carrera por primera vez desde 1996 sin los dos iconos que han marcado lo que va de siglo en el motociclismo. La parrilla contará con los dos últimos campeones de la máxima categoría, Fabio Quartararo y Joan Mir, y con un puñado de aspirantes al trono, pero eso no evita un cierto vacío, que tampoco han llenado las dos primeras carreras del curso. Los triunfos de Enea Bastianini, que lidera la competición por delante de Brad Binder en su segundo año en MotoGP, y de Miguel Oliveira dibujan un atípico panorama en la clasificación, a la espera de que algún ilustre candidato se agarre con fuerza al campeonato y tire del carro... O de que regrese Marc. El séxtuple campeón de la clase reina progresa adecuadamente de su diplopía y no sería raro verle la próxima semana en su preciado GP de las Américas, aunque la lógica apunte más al GP de Portugal, el 24 de abril.
En esas cábalas andábamos, entre la nostalgia de un célebre tiempo pasado, el anhelo del hijo pródigo y la búsqueda de un sucesor a la altura, cuando los gestores del Mundial tuvieron que anular los libres del viernes y rehacer el programa del sábado, porque una buena parte del material no había llegado todavía al circuito de Termas de Río Hondo, en un largo viaje desde Indonesia que arrancó allá por el 20 de marzo. Sorprende que a un organizador con la capacidad de Dorna le suceda algo así, aunque todo señala a un encadenamiento de catastróficos imprevistos con los aviones. El retraso obligará a un trabajo extra nada recomendable para los mecánicos y los pilotos. La actividad se retomará teóricamente hoy, con los dedos cruzados… Sin Márquez, sin Rossi… y casi sin motos.