Japón vive del talento de los extremos

El seleccionador labró su fama en Hiroshima. Tras la dolorosa eliminación en octavos de final del Mundial 2018 ante Bélgica en un partido que los nipones dominaban por 2-0 a falta de menos de media hora para el final, Akira Nishino dimitió como seleccionador. No había sido un mal campeonato: por primera vez en la historia, un conjunto asiático había ganado a un sudamericano en una fase final de un Mundial absoluto (el 2-1 frente a Colombia en la fase de grupos). Sin embargo, la decepción del adiós propició el cambio, y la federación le entregó el equipo a Hajime Moriyasu, que había ejercido de asistente en ese torneo y que estaba al frente de la selección olímpica. Moriyasu, que tiene como mayor logro en su carrera como técnico haber ganado tres ligas japonesas con el Sanfrecce Hiroshima en los años 2012, 2013 y 2015, compaginó los dos cargos para poder dirigir a la sub-23 en los Juegos de Tokyo, que finalmente se celebraron en el verano de 2021. En ellos, pese a firmar una sensacional fase de grupos en la que se exhibió con un 4-0 ante Francia, acabó cayendo en semifinales frente a España y también perdió contra México en el partido por el tercer y cuarto puesto. Antes, en 2019, ya con la absoluta, había conseguido el subcampeonato de Asia tras una inesperada derrota frente a Catar en la gran final.

Dos sustos iniciales y una remontada holgada. En la fase de clasificación para el Mundial 2022, Japón arrancó con mal pie la ronda final. En los tres primeros partidos, perdió dos y sólo marcó un gol en 270 minutos. La debacle en casa ante Omán (0-1) en la jornada inaugural fue especialmente llamativa. Sin embargo, el conjunto de Moriyasu ganó luego seis partidos consecutivos y se aseguró la clasificación con un margen cómodo con respecto al tercer clasificado, Australia.

Los extremos, los más peligrosos. Japón está formando con un 4-1-4-1 en el que Wataru Endo, el pivote del Stuttgart, ejerce de medio centro y de sostén de toda la estructura ofensiva. Ao Tanaka, que actúa en el Fortuna Düsseldorf en segunda división alemana, y Hidemasa Morita, del Santa Clara portugués, son los dos interiores. Pese a tener menos nombre que Shibasaki o Haraguchi, se han consolidado durante la buena racha del equipo. Pero los futbolistas más determinantes son los que parten desde las bandas. Takumi Minamino, del Liverpool, es el más conocido, pero el que más goles ha aportado en la fase de clasificación ha sido Junya Ito, un extremo del Genk belga que posee mucha facilidad para ver portería. Take Kubo está claramente por detrás de los dos en el orden de preferencias del técnico.

Las áreas, eterno problema. Japón suele comportarse como un equipo con muy buenas intenciones, fino y estético en lo técnico, dinámico, pero con poca contundencia tanto a la hora de defender cerca de su portero como a la hora de rematar. El nueve, de hecho, es una de las posiciones en las que Moriyasu está rotando más. Ni Osako ni Asano, los dos más habituales, son delanteros de primer nivel. En la zaga, se espera que la experiencia europea que puedan aportar nuevos valores como Tomiyasu (Arsenal) o Itakura (Schalke 04) puedan hacer crecer a una línea en la que siguen siendo importantes veteranos como Yoshida o Nagatomo.