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España se toma la temperatura

Pocas selecciones definen mejor que Albania la globalización del fútbol, proceso que ha trasladado a su selección a un lugar más que respetable en el panorama europeo. El equipo albanés, al que tiempo atrás se le veía como un paria, es ahora un rival extremadamente incómodo para cualquiera. La nación aislada del mundo durante el régimen de Enver Hoxha se nutre de jugadores que crecen y juegan en las Ligas italiana, inglesa, española, francesa y holandesa. Se notó ante España, obligada a un considerable esfuerzo durante el partido, resuelto en el minuto 90 por Olmo. Excelente jugada colectiva, gran gol y una prueba de las dificultades que presentan adversarios que aprenden rápido. Italia lo puede atestiguar después de su derrota contra Macedonia del Norte.

La exigencia del encuentro forzó un buen test a la selección española. Albania tiene poco nombre, pero dispone de buenos jugadores. A Balliu (formado en la cantera del Barça y actualmente enrolado en el Rayo Vallecano), Bare (Espanyol) y Uzuni (Granada) se les conoce de sobra en LaLiga. Ocurre lo mismo con Djimsiti (Atalanta) o Hysaj (Lazio, después de varias temporadas en el Nápoles). El altísimo y potente Broja (Southampton, cedido por el Chelsea) apunta maneras de buen delantero centro. Sabe moverse, utiliza bien el cuerpo y no le faltan recursos técnicos. Complicó la noche a los centrales españoles, que siguen sin imponer la ley.

Dani Olmo dispara en la acción que supuso el gol del triunfo de España ante Albania.
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Dani Olmo dispara en la acción que supuso el gol del triunfo de España ante Albania.

Liberada de las angustias que ahogan a otras selecciones en la repesca del Mundial, a España le pasó alguna factura la fecha del partido, colocado en un momento donde la mayoría de sus futbolistas se enfrentan a tareas de gran dificultad en sus Ligas o en las competiciones europeas. A pesar de esa comprensible distracción, el equipo se aplicó al trabajo, sin ningún brillo en el primer tiempo y algunos ratos interesantes en el segundo.

Albania propuso un buen número de problemas. Se defendió con mucha gente y atrás en la mayoría de las ocasiones, pero en ocasiones no desdeñó la presión en el campo español, siempre con intensidad y orden. España se encontró con un rival que explica la situación de varias potentes selecciones en este momento. Al equipo de Luis Enrique le sirvió más derrotar a Georgia y Kosovo en los cuatro partidos de la clasificación del Mundial que los resultados que obtuvo con Suecia y Grecia: una derrota, un empate y dos victorias. La derrota de Suecia en Georgia aclaró el hasta entonces temible camino de España.

Cada vez es más frecuente que potencias de segunda o tercera fila decidan las clasificaciones previas a los Mundiales y Eurocopas. Albania no ha disputado nunca el Mundial, pero está en la importante condición de juez en las fases clasificatorias. Por esa razón resultó instructivo el partido. La Selección no puede permitirse ningún respiro. Atrás quedan los días de las goleadas fáciles. La globalización ha estrechado los resultados. En Cornellá fue una victoria por la mínima, sellada en el último minuto.

La novedad fue David Raya, portero del Brentford, con varios años a su espalda en el fútbol inglés. Fue víctima de una inconveniente salida y de un error de Pau Torres. Es raro que la Selección no cometa uno o dos gruesos errores defensivos por partido, de letales consecuencias. Contra Albania se repitió la historia. Falta el punto necesario de seguridad, de la autoridad que se transmite no solo al equipo, sino a los rivales, que detectan con rapidez esta clase de debilidades. En lo demás, ofreció una versión correcta, más plana de lo previsto, mejorada con el ingreso de Olmo y el traslado de Ferran a la posición de ariete. Se adjudicaron los goles y definieron el resultado de un partido sin tonterías, peleado de principio a fin.