Vinicius contiene todo el fútbol en 25 segundos

Lo más parecido a la perfección en el fútbol, o cuando menos a la versión más completa de un jugador, exige la máxima aplicación defensiva y ofensiva, la mejor toma de decisiones para quitar y para pasar, el grado más elevado de recursos técnicos para eliminar los marcajes, el mayor derroche posible de esfuerzo físico durante un elevadísimo tiempo de acción y la claridad necesaria para seguir el hilo de las jugadas cuando aplasta la deuda de oxígeno en la sangre. Este tipo de acciones raramente aparece en los resúmenes de los partidos. No están diseñadas para los highlights de dos o tres segundos que se emiten en los programas de televisión. No recogen jugadas memorables como la que desarrolló Vinicius en el segundo gol del Real Madrid en Son Moix. Si no es la jugada del año, se quedará muy cerca, aunque haya pasado inadvertida.

Nada menos que 25 segundos discurrieron entre la aparición en escena del fantástico delantero brasileño y la culminación de la jugada, que empezó con el Real Madrid en peligro. Alaba cabeceó y despejó un centro de Oliván, con enorme tráfico en el área de Courtois, y todo el sector defensivo izquierdo del Madrid desocupado. Corría el minuto 70:25.

Vinicius celebra su gol en Mallorca, que supuso el 0-1.

La pelota salió despedida por el vértice del área hacia la izquierda del campo madridista. Valjent, central del Mallorca, apareció por aquel flanco, junto a la banda, a unos 30 metros de la raya de fondo. Por detrás, surgió Vinicius a toda máquina. Venía del medio campo. Tenía que apagar el fuego defensivo.

Valjent controló la pelota y la condujo para colocar el centro. Vinicius le persiguió a la máxima velocidad, se adelantó y le rebañó la pelota a nueve metros de la línea de fondo. Fue un quite limpio, extraordinario, porque se llevó la pelota hacia dentro, perfectamente orientada para salir y desplegar el contragolpe.

En el vértice de su área, Kroos recibió el pase instantáneo del brasileño, que había salido como un obús en el contraataque. Con su delicadeza habitual, Kroos le adelantó el pase. Vinicius se encontraba ya a 12 metros de la divisoria del campo, en una situación complicada. Dos jugadores del Mallorca –Salva Sevilla y Maffeo–adivinaron sus intenciones y acudieron a detenerle. En ese momento, se produjo la magia.

Vinicius controló la pelota, amagó, se giró hacia afuera y despachó con su movimiento a los dos marcadores del Mallorca. También obedeció el balón. Sólo necesitó un toque para orientarlo y observar el panorama, definitivamente abierto por la fastuosa acción del delantero madridista.

Lo que vio Vinicius fue lo mejor que se puede encontrar en un campo de fútbol. Por la izquierda se movía Benzema. Con el exterior del pie derecho, Vinicius le colocó un pase perfecto, a la velocidad adecuada para la progresión del francés, que arrancó.

Baba llegó desesperado para cortar la carrera de Benzema. No lo consiguió. El francés tocó levemente el balón y el mediocampista del Mallorca se fue al suelo. Por detrás, Vinicius se atrevió a acelerar aún más, después de exprimirse durante los 15 segundos anteriores. Tenía cinco metros por delante.

Benzema entró por el pico derecho del área del Mallorca. Maffeo, que seguía la estela de Vinicius, abandonó la persecución, agotado. Por el lado opuesto a Benzema, llegaba Asensio. Por el carril central, Vinicius, quemando zapatilla.

Para añadir más belleza al jugadón, Benzema ingresó en el área y recortó con un frenazo a Valjent, el último opositor del Mallorca. El pase estaba cantado: Vinicius había adelantado a todo el mundo y llegaba solo al área. Le derribó un empujón a 10 metros de la portería. Estaba solo para empujar.

Todo esto requirió 25 segundos de máxima combustión física y decisiones impecables. Entre el minuto 70:25 y el momento del penalti (70:50), Vinicius recorrió 125 metros memorables. Consagró todo lo que se pide en una jugada perfecta, a la que no faltaron dos jugadorazos: Benzema y Kroos. Esta belleza no aparecerá en los resúmenes televisivos, pero ocurrió y manifestó a Vinicius en todo su esplendor.