El Clásico es más que un accidente
"Todos los entrenadores del mundo usan las mismas tácticas. Está el 4-5-1 o el 4-4-2, pero yo uso algo diferente: el 5-5-5", sentenciaba Lino Banfi en L'allenatore nel pallone, la comedia italiana de culto sobre el fútbol de los años ochenta. Este es el primer dato que aporto en esta modesta columna y parece una tontería, pero se entiende mejor sabiendo que Carlo Ancelotti, entonces estrella de la Roma, participó en la mítica película de Sergio Martino interpretándose a sí mismo. Escuchando aquellas extravagantes enseñanzas. Aten cabos. Yo no pensaba en otra cosa que en Lino Banfi dibujando garabatos en la pizarra mientras el Barcelona destrozaba al Real Madrid con cada pase entre líneas.
El Madrid salió al Clásico vestido de cualquier manera y decidió jugarlo de cualquier manera. Lo de Ancelotti no hubo por donde cogerlo aunque yo, en descargo del italiano, recuerdo lo que pensaba Liedholm del oficio de entrenador. Que sería el mejor trabajo del mundo si no hubiera partidos. A toro pasado, todos somos genios. Salvando este accidente, le doy la mano derecha al italiano porque ha fabricado un Madrid sólido con una plantilla limitada. De hecho, le otorgo tanto crédito que incluso le vi futuro a la ocurrencia de colocar a Modric de falso nueve. Hasta lo recordé de mediapunta en el Dinamo de Zagreb y creí. Si el croata logra aguantar el balón, el resto de piezas estará en su sitio, pensé. Sobre todo Fede Valverde para ayudar a esta paupérrima versión de Carvajal, me dije.
Después llegó la segunda parte y el caos. La humillación del Barcelona no empañará la trayectoria de Ancelotti, que se retirará habiendo ganado mucho más de lo que ha perdido, pero deja pistas valiosas para el futuro. Lo más probable es que el Madrid gane esta Liga, pero escenarios como el del domingo desnudan la planificación deportiva de Florentino Pérez y dejan sin argumentos a un entrenador empeñado en potenciar esos agujeros. Si 2022 se le está atragantando al Madrid es por la mezcla de esos dos factores. En el Barcelona de Xavi Hernández, por el contrario, todo parece ir cobrando sentido contra pronóstico. Como las tácticas locas de Lino Banfi.