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Riazor siempre es una solución, nunca un problema

El Deportivo está viviendo su momento más duro de la temporada. Después de una primera vuelta inmaculada, el equipo se ha caído y suma una sola victoria en los últimos siete partidos. Cuatro derrotas en el camino, con el bochorno de Badajoz como puntilla final. Una pésima dinámica que despierta los peores fantasmas. Algo comprensible, sobre todo por lo que la afición coruñesa lleva a sus espaldas en los últimos años. La solución al problema está en manos de los jugadores y Borja Jiménez, los mismos que devolvieron el orgullo y la ilusión hace poco más de dos meses. El técnico debe acertar en el sistema, en levantar el ánimo, en los futbolistas elegidos, los cambios y mejorar la estrategia. Gestión de grupo, vamos. Pero también es momento para los jugadores. Para que den un paso adelante y asimilen de una vez que jugar en Riazor es una suerte, no una losa. Que el escudo que llevan es un valor añadido, no una mochila de cien kilos. Que son la mejor plantilla. Que no es momento de dudas, es momento de demostrarle a todos y cada uno de los rivales desde el primer minuto el convencimiento de que los tres puntos tienen dueño: el Deportivo.

Es cierto que el equipo ha tirado por la borda en mes y medio todo el buen trabajo y la ventaja que llevaban como líder destacado. También que el Racing de Santander no ha temblado y ha puesto tierra de por medio. Pero también lo es que esto no ha terminado. Que los miedos desaparecen al ganar, ganar y ganar. Si da para cazar al Racing, fantástico. Si no, dará para mantener la segunda plaza y llegar al playoff con confianza y argumentos. En el entorno se percibe cierto pánico a jugárselo en Riazor al mirar al retrovisor y recordar el Centenariazo, la nefasta tarde del Extremadura, lo que le sucedió al Badajoz el año pasado o al descenso ante el Valencia. Pero ese mismo retrovisor tiene en su espejo, noches mágicas de Champions al margen, los tres últimos ascensos ante Huesca, Jaén y Murcia, todos ellos sellados en A Coruña. Tiene a un equipo que hasta hace poco estuvo un año completo sin perder en su estadio con números de rodillo. Si hay playoff se disputará en casa y eso tiene que ser una fuerza imparable de 20.000 gargantas, que llegado el ‘Día D’ serán 30.000. ¿Sería mejor jugárselo a mil kilómetros, en un campo estrecho y alejado de la alfombra del estadio coruñés? ¿En Talavera, Barreiro o hierba artificial? En liga regular o playoff Riazor es la mejor solución para volver a Segunda, nunca el problema.