Hay que levantar la voz...
"Tengo que levantar la voz más de lo que suelo hacer, porque si no parece que no te escuchan”. Quien así se expresa es Asunción Loriente, presidenta de la Federación Española de Remo, durante la Semana de la Mujer organizada por el CSD. Es la misma dirigente que tuvo que salvar recientemente una moción de censura, en la que uno de sus impulsores, José Manuel Seijas, se preguntaba en voz alta: “Qué experiencia tiene esa chica, aparte de ser ama de casa”. Aunque parezca mentira en el año 2022, todavía se oyen barbaridades así sobre la capacidad de gestión de una mujer. El deporte femenino ha crecido mucho, tanto en resultados en las competiciones como en práctica popular, pero esa tendencia no se equipara con la presencia de mujeres en los puestos directivos. Además de Loriente, sólo hay otra presidenta federativa actualmente: Isabel García Sanz, en Salvamento y Socorrismo. Y de 229 cargos posibles, únicamente 32 están ocupados por ellas, un escaso 14%. Y eso gracias a las cuotas que exige el Consejo Superior de Deportes como requisito para conceder la subvención pública, que si no...
El deporte español ha tenido, y tiene, brillantes dirigentes con nombre de mujer: Marisol Casado, Mercedes Coghen, Emma Villacieros, Ana Muñoz, Hortensia Hermida, Ana Urquijo, Victoria Pavón, Julia Casanueva… El propio CSD ha ostentado dos presidentas: María José Rienda e Irene Lozano. Pero mientras sus ejemplos sigan siendo citados como excepciones, el problema permanecerá latente. No existe una correlación, ni de lejos, de los resultados deportivos obtenidos por las mujeres, líderes de los medalleros olímpicos de Londres 2012 y Río 2016, con la ocupación de puestos directivos. La conciliación, la falta de tradición, la mirada machista… Muchas son las trabas que sortear. Pero el 8M, como el resto de días, es un buen momento para levantar la voz… hasta que se escuche.