Un penalti fallado por Memphis en Vallecas terminó de apretar el gatillo sobre Koeman. Un penalti transformado por el neerlandés en el Martínez Valero disparó a un Barça creciente a su tercera victoria consecutiva en LaLiga. El fútbol es una colección de paradojas. Con Xavi, dos penaltis de Memphis, ante Espanyol y Elche, han significado dos victorias. Tres cabezazos de Luuk de Jong han dado un triunfo en Mallorca y dos empates en Los Cármenes y Cornellà.

Al Barça ya no es tan fácil desactivarlo. Donde antes había recursos de urgencia de la casa (Ilias, Jutglà, Abde) o sorprendentes agregados como Demir, ahora hay un arsenal de recursos en ataque que da alternativas y poderío. Xavi, además, les da entrada y salida con sentido. Este domingo, después del experimento fallido de la primera parte, cambió el partido. Ferran sólo marcó una de las seis que tuvo, pero fue un tormento. Un jugador de ese nivel desarma a cualquier defensa porque aparece por todos lados. Si gana calma y calidad delante de portería, se va a convertir en un futbolista arrollador. El segundo movimiento con sentido de Xavi fue la entrada de Memphis en la izquierda. Casi al final, Piqué pidió penalti con fe. “Míralo”, le dijo a Hernández Hernández, en una frase que me recordó a la de Ramos con Martínez Munuera en aquel penalti-light de Lenglet en el Clásico. El fútbol, decía el maestro Luis, es para listos. Y el que mejor nota saca en eso es Piqué.