El dinero no da la felicidad
Al margen de ser el futbolista más desequilibrante y con mayor potencial del momento -salvo para Xavi, claro-, Mbappé está demostrando una entereza y una fortaleza mental solo al alcance de unos privilegiados. El desesperado intento del PSG por hacerle cambiar de idea, se ha convertido en una indecente subasta económica que sonroja a cualquiera. Como el chico lleva mucho tiempo convencido de que lo mejor para su carrera profesional es ser cabeza principal de cartel en el Bernabéu, el jeque y su banda han decidido atacar con sacos de petrodólares al entorno más cercano del jugador.
A estas alturas, el crack ya debe tener claro que si quiere cumplir su sueño de defender el escudo del Madrid va a ganar un pastizal, pero menos de lo que podría ingresar si se queda en la aburrida liga francesa. El Madrid, que mantiene una actitud prudente en el culebrón, conoce de primera mano que el chico no se va a volver loco por la pasta, pero entiende que cualquier movimiento en este momento puede ser contraproducente. Mbappé se ha convertido en una cuestión de Estado y la presión que va a sentir en los próximos tres meses va a ser insoportable.
Como su postura de no renovar ha sido firme desde el primer momento, la táctica del jeque de acercarse a su familia más cercana está poniendo nervioso a más de uno. Kylian es la gallina de los huevos de oro y todo el mundo quiere poner el cazo en una operación que va a mover mucha pasta. Su entorno tiene que elegir entre volverle loco solo por tener algún cero más en su multimillonaria cuenta corriente o en ver a su retoño cumpliendo el sueño de su vida como cuando apareció por primera vez en Valdebebas haciéndose fotos con Zidane o Cristiano. Por mucha pasta que le prometan, la realidad es que en París comparte trono, mientras que en el Madrid su reinado va a ser indiscutible. Mbappé va a ser rico hasta que se retire, pero cuando se vista de blanco va a entender que hay cosas que es imposible comprar con dinero. Y a su familia se le caerá la baba porque nunca habrán sentido nada igual...