Un Madrid con más detalles que vatios
Un detalle de gran calidad solucionó la visita del Real Madrid a Vallecas, que requiere una mejora urgente de su césped. No hace tanto, lo normal en la Liga eran terrenos de este pelo. Se aceptaba como una parte más del juego, como se aceptan todavía comportamientos deliberadamente intempestivos que reducen sustancialmente el discurrir y el tiempo de los partidos. Durante décadas se tildaba de listo al equipo que pretendía beneficiarse de la degradación del campo. Por fortuna, esa época ha pasado. Lo raro es ver un terreno como el de Vallecas. Por desgracia, ninguno lo sufre más que el Rayo, un estupendo equipo obligado a luchar cotidianamente contra el empedrado.
El recorrido del encuentro fue intenso y racheado. Manifestó las cualidades del Real Madrid y muchos de sus defectos. Se adapta mal a los partidos movidos, de gran exigencia física. Así ha ocurrido durante toda la temporada. Vallecas no fue una excepción a la regla. Su voluntarioso intento de presión duró poco más de 10 minutos. Suele ocurrirle. El Madrid expresa un deseo defensivo que luego no mantiene.
Entró en el partido con soltura y oportunidades. Disfrutó de tres ocasiones. Quitaba y llegaba. El Rayo sufrió, hasta que dejó de sufrir. Andoni Iraola ha construido un buen equipo que parte de una premisa indiscutible: el que no corre, no juega. Lo demás tampoco es broma. Juega con orden, verticalidad y aprovecha perfectamente a sus jugadores, los veteranos y los que despuntan. Fran García, su dinámico lateral izquierdo, es uno de ellos. Álvaro García es otro, y muy importante. Listo, rápido y profundo. Un jugador estupendo.
El Rayo salió de sus difíciles minutos iniciales y comenzó su habitual propuesta. Contestó cada ataque del Madrid con uno propio. Poco a poco, se observó el paisaje habitual: al Madrid le incomodaba el juego de viento racheado. Dispuso de ocasiones, algunas claras, un par de ellas interceptadas por Luca Zidane con mucho mérito, pero lo mismo sucedió en el área de Courtois. El Rayo remató mucho, con peligro y en situaciones muy favorables. Se le escaparon todas o dieron a Courtois la oportunidad de demostrar su magisterio. Fue el mejor del partido.
Fuera de Courtois y Modric, nadie destacó. El veterano centrocampista croata no reparó en gastos. Su despliegue fue gigantesco. Se desplazó donde la jugada le necesitaba y en todos los lugares generó al Rayo todos los problemas que los demás no eran capaces de adivinar. El ingreso de Valverde alimentó los vatios del Madrid, pero el destino del equipo pasaba menos por el empuje final que por un chispazo, por algo diferente, algo que no se había producido durante todo el encuentro y que ha sido frecuente esta temporada.
Una brillante conexión Benzema-Vinicius-Benzema decidió el resultado. Vinicius salió de su carril habitual, apareció en la frontal del área y allí delineó con Benzema una jugada vertiginosa, precisa y fenomenalmente terminada. En un partido que mostró los defectos del Real Madrid, también se resumieron algunas de sus principales cualidades, las que dependen de la categoría de jugadores como Courtois, Modric, Vinicius y Benzema. El Rayo puede dar fe de lo que esos cuatro jugadores influyen en los partidos.