Bienvenidos al parque de atracciones del Pucela
Sean todos bienvenidos al parque de atracciones del Pucela. ¿Imaginas un eslogan así en las puertas de acceso al estadio José Zorrilla?; a muchos no os sorprendería, ¿verdad?. No sé qué os provoca a vosotros, pero a mí cada vez que veo un partido del Real Valladolid me invaden un montón de sensaciones, y todas están muy alejadas del aburrimiento, son más bien un carrusel de emociones inenarrables.
He de reconocer que me divierto mucho, y a la vez las paso moradas; es como cuando subes y desciendes en un vagón por las vertiginosas rampas de una montaña rusa. Asciendes con una sonrisa temerosa, y desciendes con un increíble subidón de adrenalina; echas la vista atrás y dices, ¡uf, de la que nos hemos librado!.
Cuando el equipo juega hacia adelante nos divertimos y disfrutamos; son los mejores momentos. Tenemos muchas posibilidades y alternativas en ataque; con jugadores muy diferentes, y a la vez dotados todos ellos de una calidad diferencial en la categoría. Roque Mesa, Aguado, ahora Monchu, Toni Villa, Weissman, Sergio León, Cristo González, Óscar Plano, Gonzalo Plata, Jon Morcillo y, esto sin hablar de Hervías, o el corazón que aporta el gran Anuar. Pacheta está sobrado de recursos ofensivos, no puede tener queja de eso. Pero claro, otra cosa es cuando miramos hacia atrás. Es verdad que tuvimos una buena racha de partidos con portería a cero, pero quizás la calidad ofensiva de esos rivales, no tenían la entidad del Girona, o el Cartagena.
En defensa seguimos sufriendo, y asumo como propia, cuando nos atacan, la expresión acuñada por José Ignacio Tornadijo; ¡cuidado, que viene el tren de la bruja!. Es la atracción que menos me gusta y junto con la casa del terror la que más me asusta. Es difícil encontrar el equilibrio, pero hacia ello deberíamos caminar en las catorce jornadas que restan; tratando de encontrar en la casa de los espejos deformes el que mejor refleje la realidad. El tiovivo de la liga no para, y la música tampoco. Llega la hora de la verdad y tenemos que estar preparados para sufrir, y también para disfrutar. Bienvenidos al parque de atracciones del Pucela.