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Un Manchester United peligroso pero poco fiable

Entre la pegada y la vulnerabilidad. Como le ocurre al Atlético, el Manchester United es un equipo que presenta un gran potencial en ataque y al mismo tiempo carece de fiabilidad. Sus temporadas son muy similares: tras un mercado de fichajes prometedor, pensaron que pelearían por la Liga y en cambio se encuentran en la lucha por asegurar la cuarta plaza y repetir presencia en la Champions. El cuarteto ofensivo de los red devils es fabuloso, con un Cristiano Ronaldo que mantiene el carácter competitivo y un Bruno Fernandes capaz de imaginar un pase decisivo o un golpeo ganador desde posiciones muy alejadas de la portería. Rashford y un hasta ahora decepcionante Sancho deberían ocupar las bandas, aunque la prensa inglesa insinúa que el joven Elanga podría entrar para dar sacrificio defensivo y presión adelantada al colectivo. Los problemas, sin embargo, se encuentran más atrás. Al equipo le cuesta tener el control del juego y defender con balón, algo que ha propiciado que en las últimas semanas haya desperdiciado varias ventajas en el marcador. Y la pareja de centrales, pese a la llegada de Varane, no acaba de ofrecer garantías, con Maguire especialmente discutido.

Rangnick, una apuesta extraña. Solskjaer aguantó tres años en el banquillo de Old Trafford pese a no levantar ningún trofeo y a empeorar los resultados de su antecesor, Mourinho. Claramente, el noruego disfrutó de un crédito superior al que habría tenido cualquier otro entrenador en el club debido a su estatus de leyenda como jugador. Pero la incapacidad por dar un paso adelante esta temporada tras una inversión astronómica lo acabó condenando. Entonces el United decidió firmar a un técnico mucho más sofisticado en lo táctico: Ralf Rangnick. El alemán fue uno de los ideólogos del cambio de tendencia en su país, innovando con conceptos como el marcaje zonal, la presión adelantada o la línea de cuatro. Sin embargo, la entidad de Mánchester apostó por él a medias: lo nombró solo entrenador interino hasta final de temporada, ofreciéndole después el rol de asesor. En definitiva, el club no ha conseguido alejar la incertidumbre sobre quién llevará el timón deportivo a medio plazo, prolongando la sensación de inestabilidad y escasa visión de futuro. A Rangnick, además, le está costando implantar su método, ya que se ha encontrado con futbolistas poco acostumbrados a la intensidad en la presión. Por todo ello, no se ha experimentado un gran cambio de tendencia pese al relevo en el banquillo.

Bruno Fernandes, celebra un gol en un partido del United en la Premier.
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Bruno Fernandes, celebra un gol en un partido del United en la Premier.PETER POWELLREUTERS

La posición de Pogba. La acumulación de futbolistas en tres cuartos de campo está llevando a Pogba, una vez recuperado de su lesión, al doble pivote. Eso, a veces, genera que el equipo se rompa, ya que el francés tiene mucha tendencia a llegar al área rival. La pareja Fred-McTominay, que venía jugando durante su ausencia, equilibra más al equipo, pero a menudo se queda corta en cuanto a jerarquía e influencia en el juego. Rangnick tendrá que decidir cómo arma su centro del campo sabiendo que cualquiera de las combinaciones tiene su desventaja. La opción de formar con tres centrocampistas renunciando a un atacante parece descartada, así como la variante de ubicar a Pogba partiendo desde un costado.