Medina tiene tarea en la sala VOR
Un, digamos, ‘aficionado ecléctico’, perteneciente a esa mayoría que no sigue toda la jornada sino sólo los partidos de los grandes, me comenta que desde que llegó Medina Cantalejo está viendo árbitros que antes no veía, y dejando de ver a otros que antes si veía. “A ver si esto va a ser como TVE, que cambia los presentadores de los informativos según mande el PP o el PSOE”. Consulté con quien sigue la pista a los árbitros más que yo y me dijo que ahora se ve más arriba a De Burgos Bengoetxea, a Munuera Montero, a Díaz de Mera, a Alberola Rojas… Y menos a Gil Manzano, a Cuadra Fernández, a Melero López…
Pero hará falta más tiempo para saber si existe una tendencia, o bien hay un efecto COVID. En todo caso, si Medina Cantalejo tiene una tarea pendiente no es la de los árbitros de campo, sino la de los de la sala VOR. Sólo en los dos partidos entre el Madrid y el Elche hemos visto varias cosas: Marcelo no tocó a Tete Morente, fue expulsado y el VAR no lo rectificó. Kroos le hizo falta a Pere Milla justo antes del penalti a Vinicius y tampoco. En el penalti a Hazard acertó el VAR pero forzando el protocolo de que si el árbitro ha visto contacto no se interviene. De las manos ya no me atrevo a hablar; hemos visto tanto y tan diverso, tanto sí y no…
Ahí, en el VOR, está el problema. Igual hay un sexador de pollos que un gato de escayola. Igual hay un amiguete del de campo que un puntilloso metomentodo. El VAR es una herramienta aberrante nacida, como el esperanto, de una suma de buena voluntad e idiocia, pero ya que está hace falta poner en la sala VOR a especialistas creados ‘ad hoc’ para que el daño sea el menor posible. Con las jugadas de geolocalización no hay pega, pero con las de criterio hay una confusión extrema agravada por el continuo toqueteo del reglamento y los protocolos. Y lo que el aficionado empieza a pensar es que el VAR se ha quedado en una burla cínica.