Xavi, tarde de rookie en Los Cármenes

Estancamiento. Hace casi un mes, el 12 de diciembre, el Barça empató a dos en Pamplona. Xavi estuvo duro contra sus vacas sagradas ese día. “Nos faltan jugadores con empaque. Es un problema de fútbol, no nos llega”. Y prometió mejoras en el famoso juego de posición del que, aseguró, no se ha entrenado durante años en Can Barça. En Granada, y pese a que hace pocos días explicó a los periodistas que lo habían trabajado mucho, su equipo cometió exactamente los mismos errores que en El Sadar. Y esta vez no tenía a Frenkie de Jong para echarle la culpa. Lo que sucedió es que, después del 0-1, que por cierto firmó Luuk, que le está sacando las castañas del fuego a un entrenador y unos dirigentes que no le quieren, el Barça fue de nuevo incapaz de dominar el partido, mantener la posesión, hacer triunfar su estilo. Ahí cometió su primer error Xavi, que en vez de meter un cuarto centrocampista para guardar la pelota, dejó en el campo a dos futbolistas que sólo saben jugar a finalizar jugadas, Abde y Dembélé; y que además añadió a un Memphis ausente por el iluminado Luuk, que lo estaba haciendo todo bien.

Verde. Pero como la gestión del partido iba de mal en peor para el entrenador, Gavi fue expulsado. El chico de Los Palacios ya ha visto siete amarillas este año en LaLiga. Juega al límite y, desde luego, él no es responsable de lo que ocurrió. Entre otras cosas, porque lo hace casi todo bien. Pero Xavi no supo protegerlo, se vio con diez jugadores y cometió el último de los deslices en una de esas noches de rookie de las que aprenderá. Metió a Álvaro Sanz por Dembélé y se expuso a la alineación indebida. Si otro jugador del primer equipo hubiese sido expulsado, habría perdido el partido en los despachos y la humillación hubiese dado la vuelta al mundo. De su explicación en la rueda de prensa, después de la pregunta de Adrià Albets, compañero de la SER, se desprendió que ni en ese momento fue consciente del descalzaperros que pudo formar.

Malas sensaciones. Como estaba escrito, el Granada terminó empatando y casi se lleva el partido después de una ‘sobrada’ innecesaria de Ter Stegen. El Barça ha ido arañando resultados en los últimos partidos, pero la evolución en el juego no llega. Es lógico. Ha tenido contagios de COVID, lesiones, y viajará a Arabia sin ser favorito, otra vez, en el Clásico. Xavi tiene la idea y la dirección correcta, pero el proceso será lento. Sólo iluminados podían pensar que de Barça resucitaría a golpe de varita.