Gavi, el fútbol que supera al 'eGame'

Maravilloso. El fútbol siempre sorprende con algo nuevo. Esta es una jornada de goles de postal: Loren, Isak, Rakitic. Lo de Gavi, sin embargo, fue otra cosa, una mágica manifestación de talento. Lo difícil en goles como el que hizo ayer este niño prodigio de Los Palacios y Villafranca es imaginar una jugada que no estaba en la cabeza de los 41.664 espectadores que estaban en el Camp Nou, y que tampoco sospechaba ningún humano que estaba delante del televisor. El gol que metió ayer Gavi, geniecillo que juega con las botas desatadas en un punto más de su singularidad, tampoco está en los softwares ni en la cabeza de los programadores de e-Games. Porque no lo habían visto nunca. Gavi es el fútbol que supera a la máquina. Es tan bueno, tiene tanto fútbol, tanto conocimiento del juego y tanto corazón que, con 17 años, asusta. Gavi podría ser sólo un jugador académico. O sólo un futbolista de chispazos. O un peleón (ayer corrió más de 13 kilómetros). Pero lo tiene todo y lo lleva dentro.

Pizarra. Con su nueva asistencia (ya le dio una Pamplona) a Nico, los ‘mellizos’ de moda sacaron adelante un partido ante el Elche que el Barça se había complicado de manera incomprensible después de una primera parte brillante, la mejor de la corta era Xavi, en la que el entrenador estuvo audaz. La apuesta de Jutglà (22 años), canterano del Espanyol que el Barça recogió este verano, cuando terminaba contrato, funcionó. También la nueva posición de Alba, lateral para defender (regular) e interior para atacar (bien). Todas las teclas tácticas que tocó Xavi funcionaron, porque la novedosa posición de Alba empujó a Gavi a la mediapunta. Y ahí rompió el partido.

Estilo. El Barça, sin embargo, se descompuso en un par de minutos. Al Elche no le hizo falta asfixiarle para hacer dos goles en dos llegadas. La defensa estuvo tierna y el portero, directamente, invisible. En estos días, se hace muy difícil defender a Ter Stegen, que terminó el partido como un flan y entre murmullos del personal. Para un portero, no hay nada peor como que los compañeros te pierdan la fe, porque tiembla todo el edificio. Para Xavi, sin embargo, el problema va más allá y tiene que ver con el modelo. Después de seis años fuera del club, se ha encontrado algo que no le gusta y que, seguramente, no sólo sea culpa de los entrenadores, sino de los vicios y privilegios que tuvieron unos jugadores que se abandonaron al Messicentrismo. Mientras lo cose, tiene a uno que aprende rápido. Gavi es el fútbol que supera a la máquina.