Ferran Torres, el City y LaLiga
Estos próximos días viviremos una emocionante tensión para ver si el Barça es o no capaz de inscribir a Ferran Torres. Pienso que es algo que todo el mundo desea salvo el madridista, digamos, ‘excesivo’. El no tan excesivo siente, como el conjunto de la afición nacional, que un Barça fuerte es un bien común. Y que ahora que se ha ido Messi y surge una generación estupenda de La Masía, con Gavi, Abde y Nico de guardia, y a la espera de que Pedri y Ansu Fati se curen de una vez, bien le vendría al Barça un delantero versátil, con gol, capaz de atacar por cualquiera de los puntos cardinales, como lo es Ferran Torres, de acreditada capacidad.
Ferran Torres, coincidencia, es doblemente bisílabo como Ansu Fati, cuya recuperación le daría a Xavi (otro bisílabo) una gran paz. Lo mismo que la de Pedri (uno más), al que todos estamos deseando ver cómo mezcla con los Gavi, Nico, Abde y hasta Balde, que aunque fuese sólo por bisílabo merecería mejor oportunidad en el grupo. Hasta estoy por lamentar que el club haya decidido, me dicen, prescindir de Demir. Quizá sea que añoro aquellos rotundos bisílados de mi primer Barça: Seguer, Biosca, Flotats, César, Manchón, Rodri, Gracia, Vergés, Kocsis, Czibor… Más tarde Foncho, Rifé, Fusté, Rexach… Y, claro, Sotil, Marcial, Cruyff y Neeskens.
Bisílabos aparte (algún clásico me podría reclamar la memoria de otro doble, y grande, Sagi Barba, de antes de la Guerra) Ferran Torres representa para el Barça una gran incorporación, delantero bueno para la infiltración y para el remate, ya acreditado en la Selección. Un objetivo muy razonable en las posibilidades actuales del Barça, tan lejanas de los Haaland o Mbappé (¡y dale con los bisílabos!). Otra cosa será que el City y sobre todo LaLiga se avengan, cada una por su lado, a las condiciones que proponga el Barça para sacar una operación metida a puros martillazos en un proceso de entrampamiento (no hay mejor palabra) sin precedentes.