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Isco todavía tiene mucho que decir

Isco aún tiene mucho que decir. Tiene sólo 29 años, uno menos que Rüdiger o Pogba, los otros dos grandes nombres del centro del campo que quedarán libres a partir del próximo 30 de junio. El malagueño está con ganas de demostrar que sigue siendo uno de los jugadores top de Europa. Su situación se ha enquistado en el Real Madrid en los últimos años hasta hacerse insostenible. Seguro que él tiene mucha parte de culpa. En el fútbol actual no puedes bajar los brazos ni un minuto. Si lo haces, te pasan como aviones... Pero a partir del próximo verano todo será diferente para él. Nueva camiseta, nuevo entrenador, nuevas ilusiones.

El malagueño se ha encontrado con dos hándicaps importantes en los últimos tiempos. Desde que a mitad de la pasada campaña dijo que quería abandonar el club, no le han llegado ofertas. Mejor dicho, cuando alguien ha tocado a su puerta se ha encontrado con un muro, los ocho millones de euros netos que cobra. Su otro gran problema es que Isco ocupa un lugar en el terreno de juego que ya casi no existe. El del clásico mediapunta o 10. Ni tiene velocidad y desborde para jugar en la banda ni despliegue físico para hacerlo en el centro del campo. Isco es un artista, un lujo que los equipos antes solían permitirse cuando detrás de ese jugador de buen pie actuaban dos mediocentros de corte defensivo. En su mano está reinventarse. Ya lo hizo cuando sentó a Bale en dos finales de la Champions.