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La Navidad, la variante ómicron y LaLiga

Esta noche y mañana brindaremos con cierta aprensión, qué se le va a hacer. La variante ómicron corre como el fuego. No estamos seguros de si produce menos efectos per se o porque nos coge a la gran mayoría bien vacunados pero se extiende a velocidad de vértigo, como queriendo sabotear nuestro deseo natural de reunirnos y abrazarnos con familiares, amigos y allegados. Problema para todos y también para una de nuestras diversiones favoritas (la favorita para todos los que nos damos cita cada día en AS, haciéndolo o siguiéndolo), el deporte, que ha ido con el tiempo ajustando tanto los calendarios que no queda margen para aplazar partidos. Y eso obliga a tomar medidas, algunas de las cuales parecen draconianas.

Las de LaLiga vienen a ser las mismas del curso pasado, cuando se pudo reanudar el campeonato (y completarlo) con unos protocolos de extrema precaución que llegan, como entonces, acompañados de ciertas amenazas disuasorias de corte muy draconiano, pero que funcionaron. Una, que hay que presentarse a jugar aunque sólo se disponga de cinco jugadores de la primera plantilla siempre que sumando elementos de la cantera se puede llegar a los 13. Y otra, que si no se puede ni reunir ese 5+8 se podrá aplazar el partido… la primera vez. Sólo la primera vez. No hay segundo aplazamiento, sino suspensión del partido y pérdida por 3-0.

Medidas tan extremas se justificaron el curso pasado porque había poco tiempo para completar el campeonato, con la Eurocopa en verano. Este verano no hay campeonato… pero asoma a fin de año el Mundial. LaLiga próxima deberá comenzar en la segunda semana de agosto, se interrumpirá el 21 de noviembre por el Mundial de Qatar y se reemprenderá después. Eso es lo que hay. Además, en junio hay una fecha fija. De modo que tampoco este curso se pueden arrastrar partidos, menos si tenemos en cuenta que mantenemos siete equipos en Europa. Es una mala solución a un mal problema, pero no hay otra. En fin, a pesar de todo, Feliz Navidad.