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El Depor flota y tiene rumbo

El Deportivo celebró su Junta General de Accionistas sin ningún tipo de incidentes ni sobresaltos. Primero, porque se realizó vía telemática, lo que sin duda evita roces. Segundo, porque Abanca es el propietario del club con el 78% (será mucho más tras el nuevo crédito participativo), lo que elimina sueños de poder, plataformas de pequeños accionistas pseudo fantasmas o relevos presidenciales sin mucho sentido. Y tercero, y mucho más importante, porque el equipo despide 2021 como líder en solitario después de un gran primer tramo de liga. Fue tan placida, que solo intervino un accionista, y en positivo. Lo cierto es que para encontrar unas vacaciones tranquilas en el club blanquiazul hay que bucear en el baúl de los recuerdos porque la última década, iniciada con el descenso a Segunda de 2011, es para echarse a temblar.

En las cuentas del club destaca el agujero negro que quedó después de la anterior etapa por el derroche en sueldos de una plantilla que acabó fracasando. Un rejón de 9 millones de euros en Segunda B que terminó con un ERE, tan doloroso para los empleados de a pie del club como necesario con algunos jugadores con salarios desorbitados. La consecuencia, un autocrédito de Abanca de otros 12 millones de euros, de los que se han gastado ya 3,3 millones. Un nuevo salvavidas para un Deportivo que parecía hundido y que flota gracias al respaldo y la apuesta de la entidad bancaria que preside Juan Carlos Escotet.

Pero tener el barco sobre las aguas del océano no es suficiente, se necesita un rumbo para no ir a la deriva. Y ahí, el Depor comienza a navegar firme. Hay armador, Abanca, con Couceiro como cabeza visible. El presidente y su consejo comenzaron con polémica al ser profesionales, o sea, cobrar. El tiempo va dando la razón a la decisión, sobre todo porque no titubean y viven al margen del ruido, de esos gritos y división que tanto daño hicieron al club en los últimos años. Hay patrón en un Borja Jiménez que, sin estridencias y casi en silencio, tiene enfilado el barco hacia el puerto del fútbol profesional. Y hay marineros, perfectamente enrolados por Carlos Rosende y su equipo, que están demostrando ser una tripulación tan competente como implicada.

La carta de navegación está fijada, ya no solo para el barco, también para la flota. Debajo de cubierta se trabaja en una nueva generación formada en el buque escuela de Abegondo. Los Noel, Trilli, Yeremay, Mella o Barcia deslumbran en la Youth League y ya se asoman al buque insignia demostrando que además de futuro, comienzan a ser presente. De igual manera las marineras, líderes también como el primer equipo. Y lo mejor es que el trasatlántico blanquiazul está repleto de pasajeros dispuestos a compartir la travesía. Rozando los 20.000 socios, con desplazamientos de mil aficionados fin de semana sí, fin de semana también. Una masa social de récord, envidia de muchos, que si fue capaz de comprar el billete cuando el barco apenas flotaba, imaginen lo que hará cuando, como antaño, navegue a velocidad de crucero.