El Real Valladolid es un equipo poco fiable
No hay quien se pueda fiar del Real Valladolid. Gran partido ante el Cartagena y nuevo gatillazo frente al Huesca. Burgos, Tenerife, Girona, Amorebieta, Almería y Huesca. Demasiadas derrotas para poder pensar que los de Pacheta están en el buen camino. Estamos ante un Valladolid demasiado irregular y si algo es necesario para firmar un ascenso es la regularidad. El discurso del entrenador burgalés no se corresponde con las pautas fundamentales de un candidato al ascenso. De poco vale jugar bien en ataque y llegar mucho arriba si a los veinte minutos ya has regalado dos goles y pierdes por dos a cero. La clave no fueron las oportunidades desaprovechadas en ataque, la clave fueron los regalos defensivos, hasta tres, que impidieron a los blanquivioletas empatar o ganar.
Un equipo que sube es un equipo serio atrás, rocoso, que no concede. Este Valladolid es, por momentos, una tómbola defensiva. Los tres goles son muy evitables. En el primero Nacho permite centrar con comodidad, Javi Sánchez otorga mucho espacio al rematador y Roberto hizo el pasmarote. En el segundo Seoane centra solo, sin nadie cerca y en el tercero Roberto hizo el sonámbulo. La actuación del portero pucelano no hay por donde cogerla. Impropia de un jugador de su experiencia. Y Javi Sánchez, el futbolista por el que el club pagó de manera incomprensible tres millones por la mitad de su propiedad, volvió a estar blando y falto de contundencia. Se echó mucho en falta a El Yamiq. Si Pacheta confía más en Javi Sánchez que en Olivas o Queiros, tenemos un problema y hará falta con urgencia incorporar a un buen central en el mercado invernal. La conclusión es que la debilidad defensiva condena a un equipo que es superior al Huesca, pero que perdió tres a dos. Por cierto, lo de retirar del campo a Plata en el minuto 71, con dos a uno en el marcador, deberá tener una explicación que no alcanzo a entender.
Y por mucho que Pacheta hable de su libro en cada rueda de prensa, todo el mundo empieza a intuir que por este camino no se podrá lograr el ascenso. En una liga de 22 equipos, esta irregularidad te impide estar entre los dos mejores. Quedaría el consuelo de jugar el playoff, que no es el objetivo inicial prioritario. La intensidad que se aprecia en el Valladolid cuando juega en Zorrilla no se aprecia fuera de casa. Cinco derrotas ya como visitante son muchas a estas alturas, demasiadas. Quedan dos partidos antes de terminar la primera vuelta y el cupo de fallos está agotado. Será necesario ganar los dos y firmar una mejor segunda vuelta. No queda otra.
Y estaremos pendientes de toda la jornada confiando en que los que van por delante no ganen. Es el único clavo al que agarrarse tras un viernes desperdiciado en El Alcoraz. Y atentos, también, para ver como se desenvuelve el Promesas en Zorrilla ante el Racing. Cualquier cosa con tal de quitarnos de la cabeza, cuanto antes, la dolorosa actuación de Roberto y compañía.