NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Un señor partido con 11, superados con 10

El partido de los Juegos Mediterráneos atendió a las expectativas y fue un duelo de tú a tú durante 37 minutos. Hasta ese momento se vio un encuentro con dos equipos que sin especular ni un poquito buscaban la portería contraria sin miramientos, con un Gonzalo Plata deslumbrante y un estupendo Sergio León que, además, tuvo participación en el tanto pucelano, aunque la autoría hay que dársela a De la Hoz. Él no quería. Fueron minutos de vértigo y grandes duelos. Muy destacable el que mantuvo Joaquín con Sadiq en el que el central pucelano se coronó en su casa, pese a la derrota.

Sin embargo, la expulsión de Plano lo cambió todo. Se quejaba Pacheta de la dureza de la sanción, sobre todo, porque se suma al hecho de que es el tercer expulsado en 17 partidos y, sin embargo, al Pucela no le han pitado un solo penalti pese a ser un equipo que ataca mucho y pisa el área rival con asiduidad. También es cierto que en muchos partidos hemos visto entradas más duras que esta en los tobillos de los blanquivioletas y el rival no se quedó con uno menos, pero... era roja. Plano se equivocó, hizo una entrada a destiempo y el VAR le pilló. Y con él a todo el Real Valladolid que en un partido a altísimas revoluciones se vio con uno menos.

Y tampoco tuvo suerte el conjunto pucelano. Porque el gol del empate vino de un rebote y a ello sumamos la expulsión, la lesión de El Yamiq, todavía en la primera parte, la de Luis Pérez, el disparo al larguero de Aguado, ya con empate a dos... No era el día y hay que asumirlo. En un carrera de Fórmula 1, al coche del Pucela se le pincharon varias ruedas ante otro bólido deslumbrante, arrollador, tremendamente talentoso y físicamente impecable. Hay que reconocerlo. La máquina de Rubi da miedo.

Todo ello, no hace más que resaltar, precisamente, las bondades del Real Valladolid. Once contra once tuvo el partido muy controlado, corriendo, e iba ganando. Fue el momento de poner contra las cuerdas a los de Rubi y hacer que el estadio almeriense se impacientara entonando pitos porque su equipo no llegaba a ver el balón. Pero con dos equipos tan potentes, jugar con uno menos más de 50 minutos es una desventaja demasiado evidente.

En Carrusel Valladolid mantuvimos un vivo debate sobre si el equipo de Pacheta debió enfriar el partido con 1-1 y un jugador menos o no. Yo no hablaba de perder tiempo descaradamente, ni renunciar a la portería contraria, sino más bien que en un partido eléctrico como el que estaba planteando el Almería, a lo mejor hubiese sido más conveniente enfriar los ánimos, bajar las revoluciones y tratar de romper el ritmo rival, pero en vez de eso, Roberto sacaba con rapidez hacia los laterales, lo que ayudaba a que los de Rubi robaran antes y contaran con más minutos para remontarte, mientras que algunos de mis compañeros defendían el saque rápido como método para zafarse de la presión rival. Para mí el equipo no supo jugar en inferioridad. No fue inteligente.

Así que toca asumir la derrota, resteñar las heridas, rezar para que las lesiones de El Yamiq y Luis Pérez sean lo menos posible y empezar a pensar en el Cartagena, que va a ser un partido muy complicado ante un rival con un inmenso talento en la delantera y con jugadores de una calidad tremenda. La Segunda no es fácil, no para y ya solo queda mirar la siguiente estación.