Sevilla respondió y Morata desató el delirio

El premio del gol deseado, de uno de esos que se recuerdan al paso de los años, le cayó a Morata, que lo celebró como la ocasión lo merecía. Un gol que le compensa de los sinsabores sufridos en este mismo estadio cuando en la Eurocopa Sevilla y La Roja se miraron mal por un quítame allá ese césped y los platos los pagó Morata, convertido en carne de meme y objeto de chifla. La compensación le vino con este gol, ansiado y tardío, recogiendo el rebote del larguero tras mano milagrosa de Olsen a chutazo de Olmo y remachando el clavo con tranquilidad tras un primer toque para confundir al caído Olsen y otro para marcar y desatar el delirio.

Fácil no resultó, hay que decirlo. Suecia fue un hueso duro de roer, esperándonos en su campo, basculando sabiamente, acertando en sus escasas salidas. Forsberg tuvo tres ocasiones clarísimas (la primera la resolvió Unai con un paradón que el árbitro no vio y no concedió el córner) y dio la impresión de que aun cediéndonos el campo y el balón, controlaba la situación. España iba sin acierto, en general con fútbol premioso y el tiempo pasaba despacio. Sólo al final se lanzó Suecia arriba, sacando a Ibrahimovic y buscando su cabeza con un juego bastante troglodita. Y en esas, cuando pedíamos la hora, lo que llegó fue el gol tranquilizador de Morata.

Así que vamos a Qatar sin repesca, campeones de grupo con 4 puntos sobre el segundo. Cinco victorias, un empate, una derrota, 16-5 en goles. Un buen balance que justifica la alegría final de los jugadores y Luis Enrique, que bailaba feliz al final mientras parte de La Cartuja coreaba su nombre. Atrás quedan meses y meses de dudas y desconfianza. Semifinalista en la Eurocopa, subcampeón de la Nations League, clasificado ahora para Qatar. Muchos hemos mirado esta selección con desconfianza por el carrusel de nombres, por tanta cara desconocida, por la personalidad polémica de Luis Enrique… Pero cumple sus objetivos y merece reconocimiento.