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Alcaraz aprende en el infierno

Hace unos días, el número uno se sinceró en París: “Estoy acostumbrado a encontrarme un ambiente hostil en la mayoría de estadios que piso”. Eso no ha impedido que Novak Djokovic haya construido una imponente carrera con 20 Grand Slams, 36 Masters 1.000, 85 títulos ATP, 345 semanas al frente del ranking mundial… El número dos actual, Daniil Medvedev, ha chocado con escenarios similares. Hace dos años las tuvo tiesas con el público del US Open, pero aguantó esa presión hasta jugar aquella final, y en el presente 2021 ya se ha coronado en Nueva York. También Rafa Nadal ha vivido situaciones desagradables en Francia, paradójicamente ante la afición que más agradecida debería estarle, por el significado de su sideral récord de 13 títulos para la leyenda de Roland Garros.

En la medianoche del jueves, Carlos Alcaraz pasó por la misma vivencia en París-Bercy. Hasta la fecha, Alcaraz se había topado normalmente con la actitud favorable de la grada, que suele apoyar a los más jóvenes, a los más débiles… Así le sucedió en el US Open, por ejemplo. Pero esta vez su rival también era joven, Hugo Gaston, de 21 años; más débil, el 103º frente al 35º, y para colmo era francés y jugaba en casa. Alcaraz vivió un infierno que le bloqueó hasta el punto de perder una ventaja de 5-0. “Me hizo mucho daño no saber lidiar con la presión”, escribió ayer el murciano en Instagram, a la par que admitía que no esperaba un ambiente “tan heavy”. Carlos tiene 18 años. Ha demostrado su capacidad para batir a rivales con mejor palmarés, más experimentados, como Tsitsipas, Berrettini y Sinner, pero también está en pleno aprendizaje. Cada día es un examen. Alcaraz lo sabe, y así lo añadió en el mismo comunicado: “Volveré más fuerte y con lecciones aprendidas”. Hay que pagar ese peaje, como antes lo hicieron los mejores. Que le pregunte a Djokovic, a Medvedev, a Nadal