Vinicius ya es una cosa muy seria
Partido plácido para el Madrid en Kiev ante un Shakhtar que no dio problemas arriba y sí facilidades atrás. Poco nervio atacante, una presión no muy convincente que el Madrid salvaba con facilidad y bastantes agujeros en la defensa. El Madrid, que ha recuperado su fenomenal chasis Modric-Casemiro-Kroos, transitó bien por el campo sin forzar el ritmo, salvo los acelerones de Vinicius. No le costó mucha energía conseguir una estupenda goleada, que se abrió con un desdichado gol en propia meta del capitán local, pero que se completó con goles magníficos, en especial el segundo de Vinicius. Una perla propia de una estrella mundial.
Conviene detenerse en Vinicius, como lo hizo ayer Álvaro Benito en la SER. No hay que apresurarse a la hora de juzgar a un jugador joven. Vinicius se nos presentó como un extremo veloz y regateador pero alocado, que ni veía el centro ni veía el remate. Ahora tiene las dos cosas, y las dos las lució ayer. Marcó con serenidad, lo mismo en el gol que se fabricó él mismo, con bicicletas y regates indefendibles, que en el que le puso Modric con un pase ajustadísimo. Y le dio masticado a Rodrygo el cuarto. Aquel locatis es ahora un extremo afiladísimo que se cuela con la facilidad de antes pero que en el área se mueve ya con la serenidad de los grandes.
Si algo faltó en Kiev fue emoción, que sí se despachó a raudales en el Metropolitano. Una noche inolvidable. Empezó con aires de catástrofe, por el rápido 0-2 del Liverpool, pero el Atlético hizo hasta el descanso una exhibición colosal que mereció más premio que el 2-2 con que se llegó al intermedio. Luego, la expulsión de Griezmann (por una jugada idéntica vio anoche Ibrahimovic amarilla) frenó la vorágine. Quedaba mucho tiempo y Mario Hermoso cometió un penalti melón que dio el partido al Liverpool. Luego, el mal árbitro señaló otro a favor del Atleti pero el VAR se lo echó para atrás. El Atlético perdió un gran partido que mereció ganar.