Rahm está saturado
El Andalucía Masters termina este domingo con una situación muy diferente a la prevista. El inglés Laurie Canter lidera con -7, tres por delante de su compatriota Matt Fitzpatrick. Los primeros españoles, Sebas García y Alejandro Cañizares, se encuentran a 7 y 8 golpes, respectivamente. Jon Rahm no está en la lucha. El vasco no pasó el corte después de un jueves aciago, cerrado en +7, que tampoco pudo remontar el viernes, con un +3 para un total de +10. Es raro, muy raro, ver a Rahm en estos guarismos. En el PGA Tour estadounidense, su circuito de mayor cultivo, sólo ha acabado 16 veces sobre el par en 106 torneos, y en 12 de ellos no alcanzó el fin de semana. No es lo habitual en un jugador que ha destacado siempre por su tremenda regularidad. Por esa razón es el número uno del mundo.
Rahm estaba muy ilusionado con su regreso al país, casi dos años después, pero las cosas no han salido como él pensaba. En el Open de España, que había ganado en las dos ediciones anteriores, se desvió de la puja tras las dos jornadas iniciales en puestos cabeceros. En Valderrama, ni siquiera eso. No se levantó de su catastrófico debut. Después de su eliminación, el de Barrika fue muy claro: “Es la primera vez en mi vida que no quiero ver un palo de golf. Más que el cuerpo, la mente no me da para más”. Rahm está saturado. Desde junio de 2020, cuando su deporte retomó la competición tras el parón de la pandemia, el vizcaíno ha pasado por múltiples emociones, deportivas y personales: la defensa del número uno, el nacimiento de su hijo Kepa, la victoria en su primer Major, sus dos positivos con coronavirus, su exclusión de los Juegos Olímpicos… e incluso la lluvia de cariño que se ha encontrado en España. La suma de todo le ha hecho explotar. Una pena que haya tenido que ser en casa. Jon descansará ahora cuatro semanas, lo necesita. Y volverá a coger un palo de golf…