Kylian, despacito y sin alardes

Después del show veraniego de la cuenta atrás para la llegada de Mbappé, con la fanfarria del "tic tac" hasta en la sopa, conviene que el Real Madrid mida muy bien sus movimientos y sus declaraciones alrededor del nuevo intento de fichar al francés, sobre todo para no llevarse otro fiasco. Indudablemente el panorama es más favorable porque el jugador termina contrato en junio, pero eso no quiere decir que no puedan aparecer inconvenientes en el proceso. En las últimas horas Kylian se ha sincerado contando lo mal que lo pasó aquellos meses de incertidumbre, cuando se negó a renovar y pidió al PSG que lo vendiera. Estas palabras podrían ser el inicio de una despedida pública, pero el futbolista tampoco se ha atrevido a ser demasiado explícito sobre el futuro porque tiene por delante muchos meses de exposición en su país.

No conviene complicarle las cosas con los aficionados franceses, especialmente con los indeseables ultras parisinos, por lo que es deseable que la negociación tenga un tono bajo y no sea bronca. El artículo 18 del reglamento FIFA obliga al Real Madrid a informar en enero al PSG de que empezará a hablar con el futbolista o sus representantes, con esa comunicación habrá cumplido y solo quedará esperar a que Mbappé se mantenga firme en su postura y aguante el último envite del emir de Qatar.