Ya que estamos, ¿por qué no recordar al Gil Manzano del curso pasado?

Marcelino le pidió la camiseta a Suárez al final del partido. Antes de eso, le sacó la piel a los colchoneros con una tarde al más puro estilo del Atlético. Puede decirse que este recibió de su propia medicina. Planteó el técnico asturiano 90 minutos incómodos, muy tácticos, en los que trató de minimizar al rival. El grupo de Simeone no te abre la puerta muchas veces, tal vez tan solo dos, pero si no pasas rápido por ella como le ocurrió al Athletic, acostumbra a cerrártela en las narices. Solo eso faltó. La última puñalada. La definición, Berenguer al margen, es la asignatura pendiente. No están finos los colchoneros en el despliegue ofensivo, se vio ante el Oporto, era cuestión de hacer un partido con mucho esfuerzo y ponérselo complicado. Hay regularidad, mucha, como pedía Marcelino, sobre todo en la concentración atrás. Sabían que los colchoneros juegan mal pero compiten bien y sacan partidos. Esta vez se lo negó un grupo de granito.

Los leones compitieron de tú a tú ante un adversario que exige mucho en el ataque posicional. Marcelino fue ambicioso con los cambios, dando profundidad por fuera. Solo faltó una de las premisas para asaltar el Wanda: la contundencia. El juego con balón y sin él fue impecable, en un escenario majestuoso. El inicio de la segunda parte fue el momento más delicado, cuando Simeone movió su lujoso banquillo. Pero el Athletic tuvo personalidad para recuperar el equilibrio.

Por cierto. No quiero ni referirme a Gil Manzano. Solo un breve apunte. ¡A nosotros nos van a decir cómo es este árbitro! El hombre-penalti cada vez que ve un escudo del Athletic. ¿En qué se ha equivocado? La expulsión es justa, hasta tenía que haber mostrado roja directa a un chaval que no acaba de amueblar su cabeza convenientemente, y el Atlético no mereció más que el empate a cero. Me viene a la memoria el partido del año pasado en ese mismo escenario con el colegiado extremeño, con un gol fuera de tiempo de Llorente y un penaltito de risa de Núñez a Suárez.