El gran día de Djokovic

Durante todo el US Open se ha hablado mucho de los que vienen por detrás, de la precocidad de Carlos Alcaraz, de la racha de Alexander Zverev, de la solidez de Daniil Medvedev… De una sucesión del Big Three que cada vez se adivina más cercana. Pero al final del camino, siempre aparece él, resistente al paso del tiempo, para castigar a los retadores: Novak Djokovic. En la final de Australia frenó a Medvedev. En la de Roland Garros, a Stefanos Tsitsipas. En la de Wimbledon, a Matteo Berrettini. Todos ellos miembros de la NextGen, con los nudillos ya descarnados de tanto golpear la puerta para pedir paso. Djokovic no ofrecía grandes sensaciones en el torneo estadounidense, como le ha ocurrido este mismo año por otros Grand Slams, pero a la hora de la verdad siempre sale el número uno. Aquí, en Nueva York, el serbio ha eliminado a Berrettini en cuartos y a Zverev en semifinales, a este último tras una enorme batalla de cinco sets, que ponía fin a 16 victorias en fila del alemán, entre ellas la que le infligió al propio Nole en los Juegos Olímpicos. Djokovic siempre vuelve.

Novak Djokovic llega hoy al final del camino, a un día que puede convertirse en histórico no sólo para él, sino también para el deporte mundial. Nole aspira a redondear el Grand Slam en un mismo año, algo que en el circuito masculino sólo ha conseguido Rod Laver en la Era Open, allá por 1969. De paso, el serbio sumaría su 21 título en un grande, con lo que desempataría con los dos antagonistas de su carrera, los ahora lesionados Rafa Nadal y Roger Federer, para alzarse como el mejor de siempre. Para algunos, como el propio Zverev, ya lo es. El último obstáculo para completar la gesta se llama Medvedev y es el número dos del mundo, el aspirante más cualificado para amargarle la fiesta sobre pista rápida. Otra vez se repite la historia. ¿Por fin habrá un joven capaz de frenarle?