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Una transición muy dura

Después de un veranito con más sorpresas de las esperadas ha vuelto la Selección para frenar un comienzo de Liga donde hemos visto cositas muy interesantes: un renacido Valencia que ya es tercero, con hasta seis fichajes (imagino lo que estará pensando Javi Gracia); un Villarreal donde se notan esos 50 kilos que se han gastado para la Champions y un Atlético de Madrid que con la vuelta del hijo pródigo podemos decir que tiene la mejor plantilla de la Liga, con el permiso de Barça y Madrid.

Un mercado donde la prioridad para la mayoría de equipos españoles ha sido solucionar problemas financieros, centrándose principalmente en vender a cualquier precio en lugar de enfocarse en la parcela deportiva. Un triste contraste con la Premier League, donde los clubes han tenido un gasto neto de 776 millones de dólares, 10 veces más de lo que han invertido en Italia y España. Llama la atención este dato: tres equipos ingleses recién ascendidos a la Premier: Brentford, Norwich y Watford han gastado más que los tres clubes más grandes de la Liga: Real Madrid, Barcelona y Atlético.

Con este panorama en la Liga, hemos visto la llegada de Soler a la absoluta y la indiscutible titularidad de Eric Garcia y Laporte en la zaga española. Una Selección que representa lo que es la Liga. Un campeonato sin estrellas, donde ya no es lo más venir a jugar aquí. Wijnaldum ha preferido al PSG antes que al Barça; Messi ya no aguantó más en esta liga y el Madrid no recibió ni contestación por Mbappé.

Una Selección que es más bonita que buena. La ves jugar y la tocan muy bien. Pero hay algo que cansa, y ya está muy visto: muchos pases, poca profundidad y todos los equipos la conocen. Al final el juego se descontrola, son incapaces de evitar las transiciones rivales y los centrales, los malos de la película, solos ante el peligro, pagan las consecuencias de tanta pérdida de balón y desconcierto. Pero lo peor es la sensación de inseguridad que da el equipo. Está claro que es un grupo de transición, que Luis Enrique está en la búsqueda de los mejores, que es una oportunidad para encontrar una nueva generación de talentos para escribir otra bonita historia de fútbol, que debemos tener paciencia, pero es que nos acordamos tanto de Xavi, Iniesta, Ramos y Piqué... que es muy difícil no comparar.

Ahora estamos en un lío. No depender de ti mismo no gusta y no conviene. Al perder frente a Suecia, nos quedamos segundos. Si todo termina así, nos la jugaremos en la repesca donde nos podríamos enfrentar a Alemania, Países Bajos o Rusia entre otros. Durante años, el cálculo de la clasificación ha sido muy simple: ganar los partidos en casa y sumar fuera. Pero las nuevas generaciones de futbolistas no están interesadas en cómo se hacían las cosas antes. Quieren ganarlo todo, brillar internacionalmente y ser los dominadores absolutos. Eso complica mucho la vida a los demás. Es duro lo que queda, pero no hay que perder la ilusión.