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El Barcelona se suma al centenario de Luis Berlanga

Alea jacta est. Messi viste del PSG. Se acabó la película, este trozo de neorrealismo argentino-catalán, con niños en el reparto, y con la actuación estelar de Joan Laporta en el papel que, en las películas de Berlanga y de Azcona, jugaba el Marqués de las Marismas, y con Lionel Messi en el sitio de Ingrid Bergman que, después de muchas dudas, finalmente se va a París. En ese reparto hay muchas incongruencias, pues es evidente que Berlanga, cuyo centenario celebramos, nunca dirigió a Ingrid, ni por supuesto a Bogart, pero sí a Luis Escobar, aquel marqués de 'La escopeta nacional', cuyas peripecias tanto se parecen a las que ahora, tristemente, ha protagonizado Laporta, el mayor ilusionista que haya tenido el Barça.

En ese reparto ficticio (tan ficticio, ay, como la realidad que nos hizo soñar) Laporta jugó con el corazón barcelonista, y no le fue a la zaga el futbolista, que lloró su marcha después de haberse enjugado las lágrimas en una larga juerga. A la vez que esa celebración, mientras Laporta y su amigo Florentino Pérez comían en 'El Botafumeiro' (tanto les va el nombre), se iba fraguando el guion de este filme que ya tiene el final cuyo nombre se resistió a dar en su rueda de prensa el astro que se fue.

Messi saluda a Joan Laporta.
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Messi saluda a Joan Laporta.FC BARCELONADIARIO AS

Las lágrimas fueron verdaderas, quién lo va a dudar, y todo lo demás quizá lo fue, aunque aun no ha sido demostrado por Laporta, que fue el que jugó mal su parte, parece que aconsejado por un amigo mayor al que le venía bien este disparate. Tanta lágrima, tanta explicación (presidencial), tantos prolegómenos sobre el amor eterno, y lo que pasa al final es un sainete o el triste fin de una película que han vuelto a dar en la tele, cuando los héroes juveniles de la legendaria 'The last picture show' se retiran a llorar a un descampado. Esa última escena es la que protagonizamos nosotros, los aficionados, mientras vuelan los langostinos en 'La Brasserie Lipp' o en 'El Botafumeiro'.

No llores por mí, argentino, no te tires más faroles, Joan Laporta.