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La pasada semana pasé por el quirófano. Unas pruebas médicas que exigían una anestesia general me tenían algo preocupado. Cosas de la edad. Por suerte, mi mujer es médica y me iba a acompañar hasta la misma cama metálica. Los que habían pasado por la magia del propofol me tranquilizaban asegurando que el descanso era placentero y efectivo. Un estupendo colocón, resumían. Y así me presenté mirando hacia arriba cuando los anestesistas en lugar del peliculero "cuenta hasta 10" me pidieron que pensara en un lugar feliz, un sitio donde me gustaría ir de vacaciones y estar tranquilo. Una playa bonita, apostilló esperanzada mi mujer con las vacaciones. Dije: "El Bernabé…".

Desperté totalmente amnésico. Cierto, qué buen descanso. Ella estaba ahí y me puso en situación. Tranquilo, todo bien. Y empecé a recordar. ¿Me han preguntado por un sitio bonito y he dicho el Bernabéu? Sí, me han preguntado por un sitio bonito y he dicho el Bernabéu. "Y encima los anestesistas son del Atleti", ahondó mi avergonzada esposa en mi caricatura. Al parecer, aunque no recuerdo completar la palabra del estadio, no me quedé ahí. Balbuceé Bernabéu, 12 de septiembre, cúpula… De momento, no ha pedido cita para el divorcio.

Kane celebra la victoria en el Inglaterra-Dinamarca.
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Kane celebra la victoria en el Inglaterra-Dinamarca.ANDY RAINAFP

Nina Farooqi, de 37 años, cogió un tren el pasado miércoles de Leeds a Londres para ver a su selección en Wembley. Había conseguido entrada a última hora y necesitaba inventarse algo en el curro para escaparse. Dijo que estaba enferma, se pintó la cara de San Jorge y se largó. Con el gol inglés su cara celebrando en la grada dio la vuelta al mundo. A las 6 de la mañana del jueves ya tenía la consecuencia en su teléfono: "Estás despedida, no te molestes en volver". Farooqi respondió a la altura de la historia: "A nadie le gusta que le despidan, pero lo volvería a hacer".

Farooqi tiene casi mi edad y vivimos en el mismo tiempo, pero no la siento tan cerca de mí que podría ser yo. Yo sí me arrepiento de que de mi subconsciente emanara la futura lata de sardinas como un lugar bonito. Espero que el psicoanalista me aclare pero, de momento, sólo faltan 62 días para volver al estadio.