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Zidanes y Pavones, el retorno

Gestionar la crisis. Florentino Pérez ha sabido navegar con inteligencia en las turbulentas aguas de la crisis económica provocada por la pandemia, pero ya ha avisado de que todos van a tener que atarse los machos para compensar los 300 millones de ingresos que se han quedado en el camino. No se sabe si la situación económica tuvo que ver en la decisión de marcharse de Zidane, pero parece claro que sí lo hizo en el caso de Sergio Ramos, que manejó mal los tiempos, y lo puso en bandeja para retirar la oferta, que era lo que el presidente en realidad deseaba. Ahora tocar seguir aligerando plantilla y salarios, gestionar bien las cesiones. Va a resultar muy complicado no tener que regalar a algún futbolista y encima tener que seguir soportando parte de su ficha en esta obligada limpia de vestuario. Los altos sueldos de los Isco, Marcelo o Mariano son inasumibles por los clubes que podrían tener interés en relanzarles como futbolistas.

Mbappé como obsesión. Colocar jugadores va a resultar complicado en un mercado tan poco dinámico como el que se avecina, con pocas operaciones relevantes a la vista y con poco dinero fluyendo, salvo el que inyecten los clubes estado. Florentino sabe que, en este momento de debilidad, pero también de regeneración de la ilusión, Mbappé es el único nombre capaz de cambiar el nivel de optimismo de sus aficionados. El jeque, en su papel, lo va a poner en chino filipino, si es que al final antepone la lógica económica a la superación del ego herido por el hijo pródigo que abandona su país y su Liga. La continuidad de Kylian en París es cuestión de estado, como bien declaró Macron.

Retomar el modelo. Florentino, que necesita más el fútbol de lo que el fútbol le necesita a él a estas alturas de la película, recurrirá de nuevo a su fórmula estratégica más testada: los mejores jugadores del mundo y los mejores jóvenes: el mítico 'Zidanes y Pavones'. Esta vez, la presencia de Ancelotti, un técnico con menor aversión al riesgo y siempre abierto de oídos, puede hacer que las caras apuestas por los mejores chavales del mundo tengan un mayor reflejo sobre el terreno de juego. El presidente tendrá que desempolvar la chistera y la chequera para hacer magia y pagar lo que el PSG pida, en caso de que en Catar pasen por el aro. "El verano va a ser largo" es la frase que mejor explica la hoja de ruta y hasta bien entrado agosto estaremos mareando la perdiz esperando que se alineen las estrellas.