Capitán, jamás te olvidaremos
Se nos va un trozo importante y trascendente de la historia del Real Madrid. El inolvidable héroe de la Décima, el hombre que cambió definitivamente nuestras vidas. No es un futbolista más en la inigualable historia de este club, es un referente por su compromiso incuestionable durante 16 años en los que se dejó la vida por este escudo. Sergio Ramos era un capitán en el campo y en el vestuario, un futbolista que entendía como nadie la sinergia con los entrenadores que ha ido teniendo, buscando el beneficio del equipo. Se metía en todos los charcos, es cierto, pero siempre lo hacía buscando el beneficio del Madrid.
Su legado permanecerá para siempre. Sus 22 títulos hablan por él. Pero sobre todo el de aquella noche de mayo en Portugal. Se elevó sobre el cielo de Lisboa y con su corazón indomable cabeceó el balón que llevó al madridismo a llorar de alegría y de liberación. Esa imagen de mi hijo Marcos (tenía 11 añitos) lanzándose sobre mí en las gradas de Da Luz para abrazarme gritando "¡Papá, la Décima, por fin la Décima!" me quedará para los restos como el gran momento de mi blanca existencia.
Será difícil imaginar qué futbolista lucirá a partir de ahora el número 4 a la espalda. Un número que va a pesar mucho. Sustituir a Sergio Ramos es imposible, pero al menos el que venga sabrá que imitarle en su conducta como jugador blanco es el mejor camino para dignificar su camiseta. A Sergio le deseamos lo mejor a partir de ahora. Vaya donde vaya, en mí tendrá un simpatizante del nuevo equipo en el que aterrice. Pero es duro asumir una nueva temporada sin la presencia del capitán. Ya me pasó con Fernando Hierro, con Raúl, con Casillas, con Cristiano... Definitivamente, no escarmiento. Soy un romántico y no estoy preparado para decir adiós a nuestras leyendas. Y Sergio Ramos lo es con letras de ORO.